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10 maneras de conectar en vacaciones

¿Conectar? ¿No querrás decir desconectar?

Algunos ya estáis de vacaciones, a otros aún les queda y muchos (los del hemisferio sur, por ejemplo) las miran de lejos. Sea cual sea tu caso, las vacaciones son necesarias para la mente. Solo cambiar de rutinas y, si es posible, de entorno es suficiente para que descanse y fortalecerla. Hay estudios sobre los efectos de las vacaciones sobre el sistema inmune, el estrés (aunque a muchos les estresa más), la presión arterial, la salud, etc., no voy a comentarlos. Mi objetivo es centrarnos en la mente y la atención también en vacaciones.

Desconectar para conectar

¿Qué tendrá el trabajo que necesitamos «desconectar»? Yo prefiero hablar de descanso de la mente y de búsqueda de la calma sin perder el foco de nuestra vida para ser capaces de disfrutar el cambio de rutinas. La conexión debe ser siempre con uno mismo, con una misma, y debe mantenerse con equilibrio. Es más que probable que el estrés laboral unido a la necesaria conciliación familiar, nos haga perder esa conexión. Las vacaciones son un buen momento para re-conectar (que no des-conectar) y poner los medios para que esa conexión dure el máximo.

A veces parece como que la mente va acumulando ideas, pensamientos, recuerdos, más pensamientos… La sobrecargamos durante todo el año y necesitamos parar y limpiar. Las vacaciones son ideales para hacer esa limpieza general de la mente; luego ya cuando vuelvas te ocupas de los armarios si no lo has hecho antes de irte. 

Conforme se acercan las vacaciones nuestra mente se llena de planes, deseos y actividad ante la expectativa que nos hayamos planteado. La mente adquiere un ritmo diferente, quizá más frenético, entre organización del trabajo en los últimos días y de las vacaciones, más la conciliación con los hijos sin colegio si los tienes. Ese acusado cambio de rutinas pre-vacacionales puede generar más estrés y necesidad de descanso mental. Incluso ansiedad. Ten cuidado con esta fase porque puede hacer que no seas capaz de relajarte durante los días de vacaciones. Empieza a cuidar tu mente ya, ahora, antes de irte. En realidad, cuídala siempre durante todo el año y vive en tu propia piel un período pre-vacaciones tranquilo y sereno. Te aseguro que se puede.

No obstante, si tu mente ya va a mil por hora, para con cuidado desde hoy. No esperes a mañana, ni a estar ya en tu lugar de descanso. Poco a poco ve relajando con las herramientas que comparto en este blog. Ahora mismo vamos a hacer un repaso:

  • Dedica un tiempo cada día a parar. Si durante la jornada ha sido imposible, retírate diez minutos en soledad y siéntate para no hacer nada. Tan solo respirar y ser consciente de tu cuerpo y del momento presente. La meditación de tres minutos o el método STOP son ideales para estas paradas. Respira profundo y deja que la mente se aquiete.
  • Antes de acostarte escribe al menos tres cosas por las que sientes gratitud que hayan ocurrido ese día. Te ayuda a tener pensamientos más positivos, a valorar lo que tienes/consigues y a relativizar las situaciones negativas con ecuanimidad. 
  • Visualiza los días que van a venir para que la mente se vaya adaptando a la nueva situación. Solo visualizar sin desear ni juzgar.
  • Cada noche acuéstate con el pensamiento de que lo has hecho todo de la mejor manera que podías, que te mereces el descanso y que todo tiene solución. No te exijas más de lo que puedes hacer.
  • Ni se te ocurra pensar en la vuelta de la vacaciones porque entonces no vas a disfrutar de los días libres. Prepara tu mente con tiempo y trata de evitar esos pensamientos. Si te surgen, imagina que son una ola de mar que pasa sin quedarte rumiando su contenido.

¿Y durante las vacaciones?

Recuerda que es importante que disfrutes tanto de las relaciones con las personas con las que estás —familia, amigos, etc.— como de ti de manera íntima y personal. ¿Cómo podemos conectar y estar más presentes en vacaciones?:

1.

Tengas hijos o no: ¡juega! Como cuando eras pequeño. Relee el artículo juegos para entrenar la atención de manera activa  y divertida. Así mantienes la agilidad mental al mismo tiempo que te diviertes y desconectas de las obligaciones y preocupaciones. Además son una manera magnífica de estar en el presente y reforzar las relaciones sociales.

2.

Vive de manera consciente los momentos más destacables. Por ejemplo, si disfrutas de una cena en un entorno paradisíaco con alguien especial utiliza las técnicas meditativas que has conocido este año por el blog y entra en el momento con total conciencia. Recuerda, no hay nada más en ese momento que lo que estás experimentando. Vívelo con esa actitud y lo disfrutarás con más intensidad. Entra en la experiencia cuando pasees por la playa, juegues con los niños, leas, veas anochecer o amanecer, camines por el monte, duermas bajo las estrellas, viajes en tren, comas… Vivir intensamente solo necesita que priorices el sentir la experiencia tal cual es. No juzgues, no te quejes, no cedas al pensamiento negativo y suelta las expectativas.

3.

Muy relacionado con el punto anterior es practicar la presencia plena a través del mindfulness. Meditar al amanecer, por ejemplo, le indica a tu mente cómo seguir el resto del día con más presencia en cada momento. Para disfrutar de algo la mente debe estar presente. Una idea: cuando hagas una foto, antes tómate un momento para percibir el momento y sentirlo. Que no necesites la foto para recordarlo porque antes lo has experimentado y sentido dentro de ti.

4.

Una manera de estar presente con los que te rodean es practicar la escucha activa poniendo toda tu atención en la persona que te habla. Al hacerlo además practicas mindfulness informal y entrenas tu capacidad de atención, paciencia y espera. Tu mente abre espacios y transmite amor.

5.

La escucha también puedes llevarla al entorno. Cierra los ojos y escucha lo que venga: las olas del mar (mi preferida), los pájaros, música… incluso los coches si es lo que hay en ese momento aunque lo aconsejable es la naturaleza. Cuando solo escuchas con los ojos cerrados es fácil sentir presencia. No hay nada más que tú en ese momento y lugar. Siéntelo.

6.

Date todo el cuidado que te mereces en todos los sentidos. No todo lo tienes que hacer en compañía; no temas “no quedar bien” con los otros y haz algo que te apetezca de verdad. Nada, pasea, lee, escribe, canta, baila, pinta, corre… en soledad al menos una vez y percibe cómo te llevas contigo cuando no tienes ninguna obligación.

7.

Aprovecha, si las circunstancias lo permiten, para practicar la solidaridad con alguna acción altruista. Estar de vacaciones no significa dejar de lado nuestros valores; al revés, refuerza y practica conectando con partes de ti que durante el resto de año no puedes.

8.

Sonríe.

9.

Aparca el móvil y desactiva las notificaciones. Ahora no es el momento…

10.

Y, por último, te deseo un sueño reparador. Si tu mente no consigue ralentizar y los pensamientos te impiden dormir, realiza alguna meditación relajante (hay muchos audios en Internet que te ayudarán) para entrar en el sueño con calma y descansar, por ejemplo un escaneo corporal. Adecúa la habitación para que ningún elemento externo perturbe el sueño. Antes de irte a dormir escribe al menos tres cosas de ese día por las que das las gracias.

Ojalá seas feliz estos días

Ojalá puedas descansar

Ojalá te llenes de ti

Ojalá transmitas la sabiduría que ya está en ti

Ojalá disfrutes de cada momento 

Ojalá aprendas a des-conectar

Ojalá serenes tu mente para que no llegues nunca más con estrés a las vacaciones

Ojalá seas feliz siempre

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