Pensar demasiado puede tener malas consecuencias. Por ejemplo, esta mañana he salido a caminar y, como he contado en mi canal de Telegram Enfocados vivimos mejor, he cambiado un poco mi ruta con intención de hacer un paseo consciente pero, como la mente es escurridiza como ella sola, de pronto he desconectado porque me abrumaba un problema de ayer y… cuando me he dado cuenta estaba delante del colegio de mis hijos. El piloto automático se puso en marcha en cuanto mi atención se desconectó y se puso a darle vueltas al problema aún sabiendo que poco podía hacer hasta volver a la mesa de trabajo.
¿Qué sucede? Que tendemos a rumiar y darle vueltas a pensamientos que llegan sin quererlos.
En algunos momento está bien porque son asuntos a autodebatir y meditar hasta resolverlos. Otras veces son vueltas en redondo, sin sentido ninguno, que solo enreden más, nos bloquean y nos dificultan seguir con el resto de asuntos de la vida.
Dicen los investigadores que pensar demasiado hace más difícil resolver el problema y, además, que puede ser causa directa de ansiedad.
Sabemos que lo mejor es detener ese carrusel pensante pero estamos tan metidos en él que no sabemos cómo. ¿Me tiro de la noria? No, por favor, que la caída puede ser peor. Mejor tira de creatividad y busca tu método click que tengas siempre a mano para parar la noria antes de bajarte de ella.
En este artículo te presento algunas ideas creativas para dejar de pensar demasiado (nunca puedes dejar de pensar) y elijas la que más te guste. Prueba y cuéntame el método click que te funciona:
1. Hazle un Instagram al pensamiento
No, no me refiero a que le abras una cuenta y se haga influencer. Un poco raro, ¿no? Me refiero a que imagines que ese pensamiento tan pesado es una entrada más en Instagram y tú lo pasas con el dedo arrastrándolo fuera de tu vista como ese anuncio de comida para gatos que ignoras o esa foto de la petarda de tu compañera en la playa tomándose un daikiri. ¡No te interesa! Desliza tu dedo y pasa a otro pensamiento.
2. Hazte una PCR
¿Qué tendrán que ver los pensamientos con el coronavirus? Nada o todo, según en qué estés pensando. Pero no va por ahí. Lo que te sugiero es:
Para – Cierra los ojos – Respira profundamente al menos tres veces.
Siento decirte que en la gran mayoría de los casos esta PCR tiene un resultado positivo. Como mínimo, te hace desconectar el piloto automático y retomar el pensamiento de forma consciente. Es la que yo he utilizado esta mañana cuando no sé cómo he llegado al colegio de mis hijos.
3. Una piedra en el camino…
me enseño que mi destinoooo. (Si no conoces esta canción es que eres demasiado joven).
Hay un recurso que me enseñaron en un taller de mindfulness que es la piedra consciente: elige una piedra pequeña, o cualquier objeto a tu gusto, para llevar en el bolsillo, bolso… de manera que solo rozarla suponga un toque de atención para parar y ser consciente del momento, del pensamiento o emoción que estás experimentando, etc. La piedra te recuerda que estás aquí y que quizá tu mente se ha perdido con un pensamiento no deseado o que estás exprimiendo demasiado.
4. Buenos deseos aunque no sea Navidad
Otro truco creativo es que cuando te sientas abrumada por ciertos rollos mentales (también llamados pensamientos) puedes visualizar a dos o tres personas de tu entorno y mandarles deseos positivos como que se mejoren si están mal de salud, que les vaya bien en algo, que se sientan seguros…
Es una adaptación de la meditación metta en formato mini que te ayuda a parar tu pensamiento redundante y recordarte que no estás sola en esta vida.
5. Súbete al escalón
O, si lo prefieres, da un paso atrás.
Se trata de que des perspectiva al asunto y adoptes una postura más objetiva. Porque ya sabes que cuando nos liamos con un pensamiento correoso el peligro es dejar de ser objetivos y hacer caso a nuestras voces emocionales y partidistas. Vamos, que oímos lo que queremos oir. Dejamos de tener la perspectiva global del cuadro. Si has ido a ver el Guernica sabrás que hay que alejarse para ver el conjunto. Aplícalo a tu pensamiento que te la está liando.
6. Pasa la pelota
Un pelota virtual y sin salir de casa, digo, de la mente. No quiero decir que le pases el marrón a otra persona. El truco es que te pongas en la voz de amigos o personas de confianza: ¿qué haría X en mi situación?, ¿qué consideraría primero si esto le pasara a Y? Si se lo contara a M, ¿qué me diría?
Te estarás dando cuenta de que en este caso no estás dejando pasar el pensamiento. Lo que haces es frenarlo para verlo desde otros puntos de vista. Paras la noria pero quizá decides no bajar aún ese asunto hasta resolverlo.
7. Haz la mariposa
Y ve a la siguiente flor.
Si te estás enrocando demasiado en algo, déjalo por el momento y salta a lo siguiente que tengas en tu lista. Deja lo que estés haciendo y recuerda ir paso a paso haciendo las cosas lo mejor que puedas con lo que tienes. Si te agobias con la cantidad de tareas por hacer y no sales del bucle, aíslalas de una en una y cuando te bloquees salta a otra. Ya volverás.
(Nota: este truco no sirve a todo el mundo porque puede generar dispersión. Tienes que estar mentalmente entrenada para que no te ocurra).
8. Saca el STOP
Y si te lo saltas, ponte una multa.
Es un click mental potente: en cuanto notes que tu mente se va por los cerros de Úbeda o que te has metido en una carrera pensante sin control, visualiza en tu mente la señal de STOP; la verdadera y no esta gafada de una calle de Valencia (estos no se lo han pensado demasiado, ejem):

Puede ser efectivo verbalizarlo: «¡para, para, que pareees!» hasta que el pensamiento insistente obedezca.
9. Aplícale la regla del 10
Ya hemos hablado en el blog del método 10-10-10 para la toma de decisiones. Si te gustó, puedes adaptarlo a los pensamientos insistentes. Hazte las preguntas: esto que ahora me parece tan importante y no me deja ver nada más, ¿lo será dentro de 10 días?, ¿y dentro de 10 semanas?, ¿y de 10 meses?, ¿y de 10 años?
Si tu respuesta es que no, plantéate si merece la pena seguir rumiándolo. Hacerte estas preguntas ayuda a quitar presión y aligerar la carga del asunto.
10. Vete a la playa
O al lugar que hayas elegido como tu momento pasado preferido. Te lo sugería hace unos cuantos posts: busca en tu memoria ese momento en el que te sentiste dichosa y tráelo a la mente para que te aporte calma y dicha en momentos convulsos. Pensar demasiado puede ser una de esas ocasiones en las que una imagen mental de serenidad y felicidad te ayude a parar la noria antes de que las vueltas te mareen. ¿Lo has probado?
Mi escena es de mar en calma visto desde la playa, ¿y la tuya?
11. Viaja a los 80
O a los 70 o a la época de Mozart. Tu preferida, musicalmente hablando. Te invito a que te crees tu lista de reproducción preferida, esa que te da tranquilidad o que evoca tiempos felices o que te sube el ánimo. ¿Y por qué no una de cada? En según qué momento escuchas una u otra.
La música te ayuda a liberar endorfinas y si te da por cantar o bailar a lo loco, hasta te hace volver a la calma tras un momento de locura total. Cuidado, no más de cinco minutos para frenar y salir del círculo vicioso del pensamiento redundante.
12. Ponte en lo peor
Este click es un clásico. Frena al pensamiento preguntándote: ¿qué es lo peor que puede pasar? ¿Y si no sale bien? Puede ocurrir que lo peor no sea tan malo. O sí. Entonces escribe dos listas: una con lo que podrías hacer para que no ocurra y otra con lo que harías si ocurre. Son formas de ver el problema con perspectiva y darte cuenta de que siempre hay una salida.
13. ¿Tienes los pies en la tierra?
Hazte la pregunta y mira hacia abajo: ¿estás en contacto con el suelo? Ahora cierra los ojos y mira desde tu interior: siente la tierra debajo de tus pies, siente que estás en este espacio y que tus raíces se integran en la tierra que pisas y habitas. Siente la conexión y relájate en ella. Acúnate con la sensación de pertenencia. Rompe el hilo mental que te abruma al conectarte con la tierra.
14. Descontrola
Como decía la canción de Olé-Olé: no controles. Más concretamente: no trates de controlar lo que no depende de ti, como ya vimos con la plegaria de la serenidad. En momentos de colapso mental, date cuenta de hasta donde tienes poder de acción. Actúa donde puedes actuar, y deja lo que no depende de ti porque enrocarte ahí es malgastar una energía que puedes dedicar a lo que sí está en tu radio de acción y dentro de tus posibilidades.
Tu click para parar la noria del pensamiento
Los pensamientos no paran. Son como esa rueda de molino que constantemente mueve el agua. Son muchas las entradas que hemos dedicado a los pensamientos. La mente los fabrica constantemente. ¿Por qué te quedas con uno y no con otro? Pasan el filtro de las emociones, de lo que te preocupa consciente o inconscientemente, de las creencias y aprendizajes, entre otros.
Como siempre, el problema no es pensar. Lo que nos agota mentalmente y nos bloquea es engancharnos a un pensamiento concreto y hacerlo bola, dejar que se enroque y no saber salir.
Espero que algunos de estos click te ayuden a parar la noria y bajarte de ella con la mente serena y consciente. En el libro «Entrena tu atención para lograr tus metas» tienes ejercicios que te ayudarán a gestionar los pensamientos insistentes.
¿Has elegido ya tu click preferido? ¿Utilizas algún otro truco?
Créditos foto: heni noviyanti vía Unsplash
23 noviembre, 2020
Buen artículo.
Yo soy muy de aplicar la regla del 10. La de la música de los 80 me la apunto, ajajajajaja. Buenísima década.
Pero lo que mejor me funciona es contemporizar. Intento no preocuparme, pero sí ocuparme de los problemas, ya que todo lo que tiene solución no es un problema, así que no me preocupo, busco la medida adecuada. Si por el contrario no tiene solución, entonces sí que es un problema y lo elimino de mi mente. ¿Para qué preocuparme de algo que no tiene solución? Aquí es el momento de aplicar el carpe diem.
Pensar y preocuparse de los problemas lo justo.
Un saludo.
24 noviembre, 2020
Pues haces muy bien. Yo me aplico lo mismo. Un abrazo