Hace un par de días, María Cortés (autora del blog Viajo como puedo y seguidora de Viviendo Mindful) colgaba en su muro una obra de Haydn maravillosa (Concerto in C Major for Cello). Con el móvil a cuestas me lleve la música de Haydn a mi sesión de bicicleta en el gimnasio y mientras la mayoría de la gente se pone las noticias o música más moderna para hacer deporte, yo, por primera vez, pedaleé a ritmo de Haydn. ¡Y fue genial!!
Me acordé de una sesión de Escucha Consciente a la que hace años asistí con mi hermano menor (ahora cantante profesional) en la que escuchamos Las 4 Estaciones de Vivaldi siguiendo la música con movimientos del cuerpo. Una especie de meditación mindfulness en movimiento al compás marcado nada más y nada menos que por Vivaldi. ¡Y fue genial!.
Aunque en general prefiero la meditación en silencio (si estás diciendo que es muy difícil, no desesperes, se consigue con práctica) o, cuando mi mente no deja de parlotear, la meditación guiada por uno de mis maestros, no descarto en absoluto la meditación con música. De hecho, en muchos sitios se realiza de esta manera, sobre todo cuando se hace con el objetivo de relajarse. No en vano hay mucha gente que utiliza la música para darse un momento de relax. Y es que la música relajante, clásica o no, cumple muy bien esa función.
Ya nos lo decía Claudio Naranjo en su libro “Entre meditación y psicoterapia” donde nos cuenta que la música no sólo es un buen acompañamiento para meditar sino que además de eso es un objeto para meditar acerca de la misma.
La música tiene por tanto una cualidad que podríamos llamar meditadora. Para meditar no se necesita exclusivamente la música tipo New Age, o de gotitas de agua al caer, por decir algunas de las más utilizadas. Cualquier música sirve (yo prefiero la clásica) porque de lo que se trata es de que hagas una escucha activa y consciente dejándote llevar, dejándote en paz y sin tener nada más que hacer.
Hay varias maneras de meditar con música:
- en la posición habitual que utilices, escuchar música atentamente en lugar de una meditación guiada. Y sin moverte, dejar que tu mete dance con la música sin nada más que hacer (meditación estática)
- tumbado si lo que quieres es relajarte o, incluso, dormirte.
- de pie dejando que tu cuerpo se mueva libre al ritmo de la música; los brazos, la cabeza, etc., siguiendo el ritmo, los sonidos, las ondas de las frases musicales (meditación dinámica). Déjate llevar sin guión, sin coreografía, procurando gestos compasivos a tu cuerpo, soltando, sin pensar hacía dónde va tu cuerpo o qué movimiento hace, tan sólo guiado por la música con los ojos entrecerrados. Y en tu mente, sólo los compases y sonidos conscientes.
Me parece muy interesante el estudio de los efectos de la música en las personas. Existe, por ejemplo, el llamado efecto Mozart en los niños sobre el que podéis leer en el maravilloso post escrito por Esther Canales en su blog.
Por seguir con referencias contrastadas, te copio a continuación este párrafo de la web de Respira Vida sobre los efectos de combinar mindfulness y música:
En un artículo publicado en la revista “Journal of Creativity in Mental Health”, Kristen J. Eckhardt y Julie A. Dinsmore proponen una intervención combinada llamada “Escuchar música con atención consciente”, durante la cual las personas con depresión usan la atención consciente mientras escuchan música de modo que etiquetan, discuten o rotulan sus emociones para aprender a manejarlas. Como posibles ventajas, los autores indican que la persona desarrolla una mayor auto-conciencia, una mejor regulación emocional, y un mejor vínculo terapeuta-cliente.
Me gustaría invitarte a probarlo, por que:
- La música no es nada sin la escucha.
- A través de la música se expresa tanto el que la compone, como el que la interpreta y el que la disfruta escuchando.
- Meditar con música no es mas que aplicar todo lo que vamos hablando de atención plena en el momento presente a unos sonidos. Tan sólo, pon música y lleva tu foco a ella. No hagas nada más. ¡Déjate llevar!
- La escucha activa de la música te puede llevar a estados muy similares a los que te puede llevar cualquier otro tipo de meditación. Y además, te ayuda, si la acompañas de movimiento, a reconciliarte con tu propio cuerpo.
- La música es también un vehículo que nos permite conectar mente-cuerpo-emociones.
Agradezco a todas las personas aquí nombradas por contribuir a mi acercamiento a la música. Pruébalo y me cuentas.
No podemos terminar hoy sin música. Aquí tienes a Haydn:
https://www.youtube.com/watch?v=9Ff1vU6J0hA&feature=youtu.be