La incertidumbre y la atención consciente
En tiempos de incertidumbre me estoy dando cuenta de la importancia de saber enfocar la atención, de forma consciente y minuciosa, en aquello que hago. Ahora, o en cualquier circunstancia de crisis, es momento de reaccionar sin reactividad para mantener la serenidad y el equilibrio.
La atención consciente y minuciosa, es decir, con detalle y mimo, llega a nosotros con facilidad si hemos entrenado antes. Las redes se pueblan de cursos, talleres, charlas y sesiones de meditación, mindfulness, recomendaciones psicológicas, entrenamiento mental, etc., con la idea de ayudarnos durante la crisis. Son muy útiles y ayudan, por supuesto, pero si ya estás inmerso en una situación de ansiedad, nervios, miedo, angustia, tristeza… quizá llegas algo justa. Porque la mente hay que entrenarla cuando todo te va bien para poder utilizar los recursos y herramientas a tu alcance en momentos de adversidad. No es casualidad que los practicantes habituales estén gestionando mejor la situación.
Como nunca es tarde para empezar, bienvenida sea toda la ayuda y todos los recursos que la red pone a nuestro alcance.
Efectos de la atención fracturada o dispersa
En un artículo anterior, Juegos para entrenar la atención, al escribir sobre los tipos de atención, indiqué que había varias clasificaciones según el autor. Hoy me detengo en la atención que diriges con detalle a una actividad en concreto, por eso la he llamado consciente (porque es deliberada) y minuciosa (con interés en el detalle).
Obsérvate en un día cualquiera. Pasan tantas cosas que la atención que prestas es mínima, apenas una fracción de toda tu capacidad atencional. Acciones sencillas y habituales como cerrar una puerta, cerrar un grifo, conectar el ordenador, poner una vaso de agua…
La mayor parte del tiempo estás distraída o con tu atención enfocada en una idea mientras tus manos hacen otra tarea. El modo multitarea es lo corriente. Recuerda que la multitarea es posible y normal; lo que es imposible es la multiatención. Puedes realizar varias acciones a la vez pero solo podrás prestar atención consciente a una de ellas. Por ejemplo: caminar mientras escribes mensajes en el móvil.
En tiempos de incertidumbre estamos prestando más atención a las redes de la habitual. ¡Cuidado con la hiperconexión!
Es muy difícil, por no decir imposible, mantener una atención consciente y continuamente enfocada. Sin embargo, lo contrario, que es lo habitual, una atención parcial, dispersa y fracturada durante todo el día tiene muchos efectos nocivos como por ejemplo:
- No entregarnos del todo a ninguna tarea. ¿Conoces esa sensación de que no hay nada más en el mundo que lo que tienes delante y parece que no pasa el tiempo? Ocurre con muchos hobbies o con trabajos que realmente nos apasionan. Incluso aunque sintamos esa pasión, si nuestro estado normal es distraído, nos costará mantener una atención enfocada que dure en el tiempo.
- No prestar atención plena a las personas que están con nosotros. Escasea la conexión y falta presencia en muchas de nuestra relaciones. Nos cuesta escuchar conscientemente y solemos estar «a otra cosa» perdiendo grandes oportunidades de comunicación y alejamos el cariño.
- Tanto ir y venir de la atención provoca cansancio mental, agotamiento y puede provocar estrés. La mente salta como un mono que nos impide conseguir la paz mental y la serenidad. Actuamos como si tuviéramos prisa cuando lo que queremos es ir con más pausa.
- El exceso de información por vía digital provoca que leamos «en diagonal», es decir, solo partes del texto. Es una atención parcial que hace que perdamos gran parte de la información. Nos acostumbrados a esta manera de leer y nos cuesta centrarnos en una novela u otro tipo de lectura. Las películas actuales, con tanto movimiento y música estruendosa, no ayuda a focalizar. El director lleva nuestra atención por donde él quiere, al llenar la pantalla de estímulos, y nos perdemos los detalles.
- Las ofertas de evasión basadas en el estímulo de la atención provocan que perdamos el interés por actividades más creativas que necesitan de un esfuerzo mental. Además, al consumir distracciones de sofá, perdemos la posibilidad de experimentar por nosotros mismos. La atención cada vez es más fraccionada y distante. Creemos que disfrutamos pero no es así. Cada vez más personas sienten vacío y frustración al ser consumidores pasivos de experiencias y no vivirlas.
- Querer aprovechar el tiempo y hacer varias cosas a la vez, como deporte mientras escuchamos un podcast o revisamos las redes sociales, provoca que tu atención sea parcial, vaya de una actividad a la otra sin centrarse en ninguna. Al final del día has sido menos productiva porque la atención no ha sido consciente ni minuciosa, y eso nos hace ser menos eficientes. No saboreamos los momentos porque siempre estamos en el modo hacer y no en el modo ser.
- Vamos de un lado a otro con las mentes ocupadas sin «ver» la belleza de los que nos rodea. Dejamos de apreciar.
No te asustes. El panorama es triste si vamos todo el día sin foco, pasando como de puntillas por la vida. Entrenar la atención y hacer de la mente una herramienta se consigue con ejercicios que nos permitan parar, observar y profundizar en las experiencias.
«La mente de todo el mundo se distrae (…). Es parte de lo que hace la mente. De hecho, podríamos objetar que, cuanto más se distrae la mente, más oportunidades tienes de entrenarla (…) para traerla amablemente de vuelta. Lo que practicas y repites se convierte en un hábito y, de ese modo, lo que haces en este caso, es fortalecer el hábito de elegir»
Elisha Goldstein y Bob Stahl, El manual del mindfulness.
La atención consciente y minuciosa
Hace poco me decía un amigo que buscaba personal para su empresa, que quería alguien que tratara «con cariño» al proyecto. Al decir con cariño se refería a dedicación, al mimo con el que se cuida a un bebé; una dedicación meticulosa, centrada en el detalle, con cierta devoción incluso. Eso es la atención consciente y minuciosa: dar todo en el momento en el que estás con esa persona, tarea, proyecto, actividad… Darte por entero aunque la acción dure un minuto. Que ese minuto sea pleno.
Si cuando hablas con tu pareja estás mirando el móvil y le dices: «sigue, sigue que te escucho», no es cierto, aunque lo intentes. La atención no se puede dividir; o está en la mirada que diriges al móvil o está en los oídos que escuchan. La información que entra en tu mente por diversos cauces converge en un solo canal. Solo recibe lo que escucha, lo que lees o un batiburrillo de ambas que al final se convierte en una información a medias. Ni tu pareja ni el móvil han recibido tu plena atención, no has sido minuciosa ni has tratado con cariño atencional a ninguno de los dos.
Practica desde lo cotidiano: la atención plena en la ducha o tomarte una taza de té con total consciencia. En el ebook que regalo al suscribirte tienes un montón de ideas del día a día para entrenar la atención.
El ejemplo que suelo poner es el de la escritura. Uno de los motivos por los que imparto los talleres es porque es una de las pocas acciones que no puedes llevar a cabo a la vez que otra; prueba a escribir la frase: «quiero aprender a gestionar mi atención» mientras piensas en la lista de la compra. ¿Puedes? Lo normal es que no. No puedes escribir unas palabras mientras piensas en otras. Dedicarte unos minutos a escribir cada día es un buen comienzo para entrenar tu atención consiente. Si además quieres que sea minuciosa, prueba con la escritura lenta procurando hacer letra de caligrafía, recreándote en el trazo.
Poco a poco, conforme avances en tu entrenamiento, podrás llevar la atención consciente a el resto de momentos de tu vida: a la escucha, a la lectura, al paseo, a la cocina, al trabajo (y harás más en menos tiempo aumentando tu productividad), al deporte, al juego con tus hijos… Con cariño, prestando atención al detalle, siendo consciente del momento único que vives, sintiendo la experiencia. Así es como se experimenta y disfruta de la vida.
Para practicar una atención consciente y minuciosa te propongo que de vez en cuando pares (pon una alarma) y, en tan solo un minuto, observes las sensaciones del momento y date cuenta de si estás plenamente en ello o no. Revisa y corrige. Pregúntate cómo podrías hacer lo mismo con una atención más consciente. ¿Hay algo que esté en tu mano? Por ejemplo, apagar el móvil (es una idea).
Sigue con la tarea enfocando todo tu ser en ella. No hay nada más. Convéncete de ello. Anota en una papel aparte lo que te llena la cabeza para que no se te olvide (si no te centras porque quieres llamar a Pepi y esa idea no te deja en paz, anótalo y suelta ese pensamiento intrusivo).
Pon todo tu ser en cada acción, con cariño y devoción. Entrena con gestos sencillos y cotidianos. Busca la excelencia siendo minuciosa y dirigiendo tu atención consciente. Ya sabes lo que siempre digo: sé tú quien lleve el timón de tu mente.
Para pasar al siguiente nivel, practica con mi libro «Entrena tu atención para lograr tus metas» de venta en Amazon.
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Es un tema interesante, ¿verdad? Puedes seguir leyendo sobre atención y foco:
Atención y procrastinación. ¿Dónde pones el foco?
Enfoque, atención propósito, metas y mente
Los 4 tipos de distracciones que afectan a tu atención y cómo gestionarlas
Hiperconexión y foco: la distracción como hábito
Que la incertidumbre no te llene la mente y practica, también durante las crisis, para fortalecer la atención. Verás como es una herramienta muy útil que te ayudará en momentos de adversidad y durante toda la vida. Sentirás con más profundidad la felicidad que ya está dentro de ti.