bienestar

Tu bienestar depende de ti. No lo subcontrates

Bienestar y bien sentir (tercera parte)

Hace unos días preguntaba: ¿Qué estás priorizando? La pregunta sigue subyacente a todos los artículos posteriores (e incluso anteriores) ya que el bienestar está directamente relacionado e influido por tus prioridades y valores. 

Esta es la tercera entrada sobre bienestar que cierra un pequeño ciclo. Si no leíste las dos anteriores puedes hacerlo entrando en estos enlaces:

Darle prioridad al bienestar no es egoísmo. Es autoamor. Una ecuación en la que entran todas las variables, que resumo en seis: cuerpo, mente, relaciones, espíritu, propósito y salud financiera. Es un concepto holístico que nada tiene que ver con el egoísmo.

Muchas sabemos bien lo que debemos hacer para cuidarnos y disfrutar del bienestar soñado. Entonces, ¿por qué no lo hacemos?

¿Por qué no mejora tu bienestar?

Porque falta algo importante que es la intencionalidad. No somos todo lo estratégicos que deberíamos ser. El ritmo frenético de vida, la ansiedad ante lo desconocido como la pandemia y otros factores que nos afectan desde fuera, nos desvían del camino que habíamos trazado en nuestro mapa vital. Y nosotros —nuestro bienestar— aparecemos de pronto en el último puesto de la lista de prioridades.  La tendencia natural es cuidar de todo y de todos antes que de nosotras mismas («con la que está cayendo parece egoísta dedicarme a mí» ¿te suena?).

Si no nos damos cuenta a tiempo y nos dejamos caer, si no reaccionamos y lo permitimos, el precio final a pagar es cada vez más alto. Y no solo en el futuro. Ahora mismo. Ni disfrutamos de la vida ahora ni lo haremos cuando ocurra X o Y.

El estrés diario puede convertirse en algo crónico, al igual que la ansiedad o la frustración o el agotamiento o el sentimiento de no llegar, de no conseguir, de no ser lo que queríamos ser. 

¿Es eso lo que deseas? ¿Vivir como estás viviendo? Te doy unos minutos para que lo pienses.

respira

Y ahora querrás saber cómo cambiar ese estado de insatisfacción por uno de bienestar. Aquí va:

Sistema consciente e intencional de bienestar

Decía más arriba que el bienestar es algo holístico, no es una meta a alcanzar que una vez llegas ya está todo hecho y se queda fija en tu vida. El bienestar, como la felicidad, es un estado que debemos ir nutriendo cada día. Aunque ahora mismo, en este instante, te sientas dichoso y feliz, siempre hay algo que mejorar o que mañana se pueda torcer. Por eso, insisto, no creas que por hacer A o B vas a conseguir tarifa plana de bienestar el resto de tu vida.

El mejor plan, el que te propongo, es construir un sistema consciente e intencional en el que seas tú quien esté a cargo de tu propio bienestar, sin depender de nadie ni de nada. 

Si la semana pasada sugería hábitos sencillos que contribuyen a vivir una vida más plena, hoy te doy pautas para que construyas tu propio sistema de bienestar. Todo suma en esta ecuación de vida. Potenciar lo que te aporta y restar lo que te perjudica es una operación diaria tan recomendable como necesaria.

Variables del sistema consciente de bienestar

1. Establece prioridades

Tu bienestar depende de ti. No esperes a que otros se encarguen; no pongas tu vida en manos de los demás. Así como en los aviones te dicen que primero te pongas tu la máscara de oxígeno, para poder ayudar a otros, en la vida es lo mismo. Ya lo contaba en Cuidar al cuidador. Si tú no te cuidas, ¿cómo vas a cuidar a los que te rodean?

Establece tus prioridades y recuerda ponerte en primer lugar. Sin ti, todo lo demás no podrás hacerlo.

Escribe:

¿Qué es importante para ti? ¿Cuáles son tus valores? ¿Cómo te ves dentro de diez años? ¿Qué no es negociable en tu vida? ¿Cuál es tu porqué? ¿A qué has tenido que renunciar? ¿Qué valoras en los demás? ¿Qué es lo mejor de ti? ¿Cuál es tu vida ideal?

Establecer tus prioridades te ayuda a ser dueño de ti mismo.

2. Pero no estás solo: involucra a los demás

Cuida las relaciones. Tu familia, tu equipo de trabajo, tus amistades, el grupo de tu afición preferida, etc. Compartir una meta con otros, empatizar con las prioridades de los que tienes cerca y respetarlas, establecer objetivos comunes, el apoyo mutuo… Todo ello es necesario para sentirte bien y aumentar la dicha.

Las personas que trabajamos en soledad desde casa nos nutrimos con grupos de colegas (a veces llamados Master Mind) en los que se comparten alegrías y penas, objetivos y planes. Una puesta en común y un apoyo necesarios. 

En mi caso, además de algunos grupos de Facebook como el del Programa del Escritor Profesional que me ha dado el impulso que necesitaba para avanzar en mi profesión, participo de grupos pequeños vía Telegram con mis chicas correctoras de textos y mis compañeras escritoras. Además, he entrado en dos Patreon temáticos, que puedes encontrar en este articulo de Esther Magar, gracias a los que aprendo y comparto inquietudes a un coste muy competitivo y en los que se crean comunidades muy estimulantes.

¿Participas en algún grupo en el que te sientas apoyada?

3. Agenda, divino tesoro

Si programas las citas con otros, ¿por qué no las que debes tener contigo misma? Yo soy la primera que dice que no tiene tiempo, que quiero y no puedo: he tenido épocas que he dejado la meditación porque no tenia tiempo, que he dejado el ejercicio, que he comido lo primero que he visto sin pensar, que no he publicado en el blog…

En el programa EnfocArte dedicaba una unidad a programar la semana ideal. Sobre ella te sugería sobreponer la semana real según las circunstancias de cada momento y las obligaciones. Es decir, tener un esquema básico en el que tengas fijas algunas tareas como comer, dormir y, sin falta ni excusa, el ejercicio. Por supuesto, los momentos de trabajo, los de familia, etc. Cada domingo o viernes la ajustas a tus compromisos de la siguiente semana procurando que lo básico no se altere (o como mucho lo cambies de hora temporalmente).

Yo estoy deseando cambiar de año para estrenar la agenda que ha diseñado mi mentora de escritura, Paola C. Alvarez, para nosotras. Incluye programación en redes sociales, cuentas, objetivos… de todo. Échale un vistazo: agenda para escritoras emprendedoras.

Antes de pasar al siguiente punto, recuerda: agenda siempre tiempo para ti.

4. Fracasa que algo queda

Lo sé, lo sé, estamos hablando de bienestar y ¿te digo que fracases? Tranquila, que te lo explico.

En realidad la propuesta no es que fracases. Lo que digo es que si fracasas te lo permitas. No pasa nada. Que un día estás más cansada, que te mueres por un capricho, que te quedas hasta muy tarde viendo tu peli favorita, que no te apetece hablar con nadie, que has hecho un esfuerzo sobrehumano para ir al gimnasio y al salir a la calle te has ido a tomar un café. 

No pasa nada. Mientras no lo conviertas en un hábito.

Aprende de esa experiencia y sigue avanzando en tu sistema. Un fracaso no es un error. Yo doy gracias por no ser una máquina y tener esta flexibilidad que hace la vida más atractiva. 

En este minuto en el que escribo estoy procesando un gran fracaso. Un curso que he preparado con mimo, tiempo y esfuerzo y que no ha interesado a nadie. No es momento de lamentar porque quiero quedarme con el aprendizaje que esto me da y no fracasar la próxima vez, si la hay.

No somos perfectos (ni ganas). Dar un paso atrás puede ser hasta bueno porque te permite ver ese paisaje que acababas de pasar y tomar perspectiva. Mientras avances, ¿qué tiene de malo un revés?

5. Revisando que es gerundio

Aunque mis correctoras favoritas me dicen que no use el gerundio (más bien que no abuse) en este caso debe ser así porque revisar tiene que ser una acción continua. Como decía más arriba, el bienestar y la felicidad no son estados fijos e inamovibles. Cualquier revés o contratiempo, cualquier cambio interno y externo, debe alcanzarnos preparadas. Y eso solo es posible si revisas tu sistema o, lo que es lo mismo, tu vida.

Cada cierto tiempo pregúntate: ¿Qué funciona? ¿Qué no funciona? ¿Qué puedo mejorar, eliminar, delegar, pausar? ¿Mi sistema sigue alineado conmigo y mis valores? Si la vida cambia cada segundo, ¿cómo esperas que siempre funcione lo mismo y de la misma manera?

¿Sigues guardando los alimentos en una fresquera en la ventana? Imagino que no. Que tienes nevera en casa, que llevas móvil, etc. Si te actualizas en los objetos que adquieres para mejorar tu bienestar, haz lo mismo con tu sistema consciente, con tus valores y prioridades. Porque la vida cambia, my friend.

6. «Alegría de vivir»…

…que decía la canción de Ray Heredia. 

Las que ya tenemos una edad nos damos cuenta de que lo mejor de la vida es encontrar alegría en lo que haces. Cuando oigo renegar a los adolescentes recuerdo que yo hacia lo mismo (como todos a esa edad)  y pienso en lo fácil que es ser feliz con lo sencillo, viendo la alegría y la belleza en lo que haces, valorando lo que tienes en lugar de fijarte en lo que no tienes… ¿He dicho fácil? Claro, así lo veo ahora, pero no es tan fácil a ciertas edades. Tienen que descubrirlo solos.

Encontrar la alegría todos los días en algo es un valor y encontrar pequeños espacios de tiempo durante la jornada para hacer cosas que nos aportan alegría debería ser una obligación. Esas sencillas cosas que te ponen una sonrisa en la cara. Agradecer hasta lo más sencillo te hace conectar con la verdadera esencia de la vida, con el bienestar que es el germen de la felicidad. No, no es tan difícil… cuando descubres cómo.

¿Qué es lo que te da alegría cada día? Mejora tu bienestar con esos pequeños gestos que parten de ti. No los pongas en manos de los demás. Tu alegría y tu bienestar siempre deben partir de ti. No la subcontratas. Es un mal negocio.

Hasta aquí hemos llegado

Llevo tres artículos hablando de bienestar y bien sentir. Aunque te parezcan parecidos, siempre hay algo diferente. Repetir ideas no es porque me falte creatividad o que ya haya tocado techo. No. Es que, como sabrás, la repetición es la base del aprendizaje. Si algo se te escapó en un texto o lo leíste pero hace tiempo que abandonó tu memoria de trabajo, lo rescato en un intento de que lo integres.

Como no quiero hartarte, dejo este tema por ahora. Ya hay material en el blog si quieres trabajar con él. Y si prefieres un trabajo más profundo tienes varias opciones:

—Con el libro «Entrena tu atención para lograr tus metas»: seis semanas para practicar el enfoque y la atención sostenida.

—Con el audio taller «Entrena tu atención» un complemento en audio al libro (pueden ir por separado)

—Con los talleres de escritura emocional online 

—Con los talleres tutorizados: una mentoría individual o en pequeños grupos adaptada a tus necesidades y objetivos.

P.D. Si crees que en la lista falta el programa EnfocArte, del que llevo hablando semanas, no creas que se me ha olvidado. Lamentablemente (para mí, claro, por el esfuerzo realizado y el tiempo invertido) no ha tenido ningún interés y lo he cancelado. Decidí montarlo por la demanda y las consultas que recibo casi a diario. Es decir, que interés sí que había. Es curioso como cuando pones precio a algo, ese interés desaparece. 

Créditos fotos:  Antoine Dautry vía Unsplash y propia.

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