No sé si a ti te ha pasado, pero una de las cosas que me notaba con demasiada frecuencia, antes de iniciarme en mindfulness, era una especie de niebla mental. En determinados momentos me sentía incapaz de pensar con claridad y no sabía cómo deshacerme de esa sensación de “cabeza nublada”. Similar a la niebla mental es ese murmullo incesante que te hace sentir ruido continuo o una sensación de pesadez y cansancio de la mente. Son distintas maneras de llamar a esa sensación de poca claridad mental.
La niebla mental puede provocar:
- dificultad para enfocarte
- dificultad para concentrarte
- mala memoria
- cansancio
- pesadumbre
- ansiedad
- incluso problemas de articulación de palabras al hablar
Deseamos que vuelva el sol a nuestra mente y poder ver con claridad, para tomar decisiones o para que el día a día y las rutinas y obligaciones, no nos impidan vivir con plenitud. A veces, es precisamente este deseo el que nos provoca más ansiedad y niebla de la que ya tenemos.
¿Qué puedes hacer?
Te propongo algunas acciones sencillas que a mí me funcionan:
1.- Mantener el orden
Hay gente que parece que se encuentra mejor en el desorden. Yo no. En mi caso el espacio físico influye mucho en el espacio mental. Una mesa ordenada invita a la calma. Que cada cosa esté en su sitio da tranquilidad. Cuando estudiaba en la Universidad, pasaba tiempo mucho tiempo ordenando los apuntes y planificando el estudio. Sólo ser consciente de todo lo que tenía que estudiar, dónde lo tenía y el tiempo disponible, me hacía ser más productiva a la hora de estudiar y, además, hacerlo con serenidad y sin ansiedad. Lo controlaba y, aunque pareciera que perdía el tiempo, lo ganaba.
Porque el orden tiene que ver con el control. Y el control nos ayuda a estar en calma al reducir la ansiedad. Pero recuerda que no puedes controlarlo todo. Empezar por tu espacio vital es lo más recomendable: tu casa, tu lugar de trabajo… haz limpiezas y orden a lo grande y aprende a mantenerlo. No es tiempo perdido. Al revés.
Suelo empezar las mañanas poniendo orden en casa. Es como una transición al trabajo. El orden externo me ayuda a mantener el orden y la calma interna. En mis anteriores trabajos, siempre dejaba la mesa lista y despejada cuando me iba. Para estar al día en materia de orden, yo sigo a Orden y con cierto y a Orden y limpieza en casa.
Consejo: cuando ordenes, pon tu atención en lo que haces y en nada más. Estarás entrenando tu atención procurando no enredarte con pensamientos. ¡¡Focaliza!! Lo que nos lleva al punto siguiente:
2.- ¿De verdad puedes hacer dos cosas a la vez?
La multitarea no es posible. En serio. Te lo aclaro un poco más. Puede que pienses que hay acciones rutinarias o, más bien, mecánicas, que no requieren de nuestra atención para realizarse. Es decir, que por ejemplo podemos andar por la calle y comer chicle al mismo tiempo. No necesitas poner atención a tu masticación para que ésta se produzca y, al mismo tiempo, camines. Es cierto.
Cuando tenemos muy automatizada una acción, no nos fijamos ni gastamos recursos atencionales. No es así cuando la acción requiere de nuestra atención. Por eso, puede ser que no prestes atención al caminar, pues es una acción automatizada, mientras miras el móvil. Los accidentes que esto puede acarrear son innumerables. Y si prestas atención a las dos acciones, lo haces de manera secuencial. A veces tan rápido que ni te das cuenta. Aunque creas que hablar con el manos libres mientras conduces no te resta atención, sí lo hace. Tu cerebro salta de una cosa a otra (la conversación y la conducción) de una manera muy rápida y tu capacidad de reacción disminuye. Cuanto más repartas la atención, menos atento estás a cada cosa.
Cuando tratas de hacer dos cosas a la vez, tu concentración se resiente. Si estás ordenando tu escritorio siguiendo la recomendación 1 y a la vez pensando en la reunión que tienes por la tarde, puede que guardes la grapadora en un cajón y luego la busques en el armario. Y encima no has solucionado nada de lo que te preocupa de la reunión. Y si vas pasando tu atención de una cosa a la otra, además de necesitar más tiempo para terminar la tarea, cansas al cerebro. Recuerda que estamos tratando de quitar la niebla de la mente y reducir el cansancio mental, no de agotarnos más.
No es que la multitarea sea negativa. Ni que la evasión de la mente sea perjudicial. No hablamos de buenos y malos. Cada uno que lea este texto, lo hace desde sus circunstancias personales y distintas a otro lector. La divagación puede ser productiva si, por ejemplo, eres un escritor que se ha atascado frente a la pantalla y encuentra el giro que necesita su trama mientras cocina (vale, pero ¡cuidado con el cuchillo!).
Conclusión: puedes hacer más de una tarea al mismo tiempo siempre y cuando una de ellas la tengas totalmente automatizada (y no sea peligrosa). La atención no puede estar en más de una acción. Lo que haces es pasarla de una cosa a otra con rapidez, provocando más agotamiento mental. Cuidado con eso. Sé consciente de que es así y elige en cada momento lo que necesitas o más te conviene.
3.- Captura y encierra a los ladrones de la atención
Estamos rodeados de ladrones de la atención que nos tienen en alerta continua. Imagina que estás en un restaurante y suena un pip-pip típico de WhastApp, ¿cuántos miran el móvil aunque sepan que ese no es el sonido del suyo? Esa alerta continua nos provoca más ansiedad y más niebla mental. Para muchos, llevar el móvil en el bolsillo todo el día les provoca intranquilidad, y no llevarlo… más intranquilidad aún por no poder consultarlo. Leí hace poco que según un estudio de Movistar, consultamos el WhatsApp una media de 150 veces al día. ¿Cómo no vamos a sentir niebla y pesadez en la mente?
Desconectar y programar los momentos al día que vas a conectarte, te harán ganar no sólo en productividad, si no también en creatividad y claridad mental.
Un tiempo sin notificaciones de ningún tipo con la seguridad de que podrás verlo todo en el momento que toque, le da tranquilidad a la mente y te ayuda a disipar la niebla mental.
Tú eres el dueño de tu tiempo y el que debe repartirlo.
Pregúntate de vez en cuando si toda esa información disponible a cualquier hora, realmente la necesitas, te aporta algo o te beneficia. Tal vez te has habituado a una rutina de estar siempre consultando y comprobando notificaciones. Un hábito que te quita y no te da.
4.- Actividad
Nos han hecho creer que sentarnos a ver la tele, sin mover más que el dedo para cambiar de canal, nos ayuda a relajarnos. Sin embargo, toda la secuencia de imágenes y anuncios inundan nuestro cerebro de estímulos que no necesitamos. Hacemos nuestros problemas que no lo son. Puede que sí, que te distraigan de tus preocupaciones, pero no por ello éstas se van a ir. Cuando apagas la tele, puedes sentir más pesadumbre que antes de encenderla.
Baila, corre, pasea, juega… la actividad física renueva cuerpo y mente. Para mi el ejercicio es una obligación y no me gusta demasiado. Mi espalda me lo exige. Y te confieso que cuando siento esa niebla mental, si me pido a mi misma ir, por ejemplo, al gimnasio, la niebla se hace mayor porque no me gusta y no me apetece. Entonces elijo caminar, o bailar en casa a solas. Un psicólogo te hablará de conexiones sensoriales o dopamina. No conozco la jerga científica. Sí sé, de manera experiencial, que el movimiento sacude la niebla y la deja caer al fondo, volviendo la claridad a mi mente.
5.- Nuevas experiencias
Hablaba en mi Newsleter de la semana pasada (¿aún no la recibes? Apúntate aquí) de la sugerencia que hace Julia Cameron en su libro El camino del artista de tener citas contigo mismo (y sólo contigo). Ratos a solas haciendo algo que te guste y te nutra. Sin más objetivos. Algo cultural, creativo o… algo nuevo. Atrévete a hacer cosas nuevas sin tener que esperar a nadie. Lo llaman salir de la zona de confort, aunque yo no lo creo igual. Yo lo entiendo como ampliar la zona de confort (confort es una mala traducción del inglés).
Alimenta tu mente: El alimento de la mente con actividades creativas y nutritivas te ayudarán a mantenerla clara y descansada. Buscar nuevas experiencias, aprender nuevas habilidades y abrir la puerta a nuevas ideas nos inspiran y educan de una manera que mejora la claridad mental.
6.- Escribe
Escribir nos ayuda a conectar y a vivir con mayor consciencia. Vaciar la mente propicia que se aclare y nos centra. Escribir contribuye a mantener nuestro equilibrio. Es una manera de observarnos, como hacemos en meditación, de manera activa. Hay multitud de ejercicios para llevar a cabo y hacer de la escritura nuestra particular cura mental. No es sólo ponerse delante de un folio o de la pantalla de ordenador (que también). Si no sabes cómo llevarlo a cabo o aún no lo has probado y te pica la curiosidad, te recuerdo que puedes apuntarte al Taller de Escritura Emocional en esta misma web en el que te propongo un viaje de seis semanas a través de la escritura.
En el papel puedes volcar esos residuos volátiles que pululan por tu mente y no te dejan mirar con claridad.
7.- Medita
No hace falta ser un monje para mantener la mente clara y en calma. Tú también puedes introduciendo pequeños hábitos meditativos. Ejercicios de atención a la respiración básicos aportan claridad mental de forma sencilla. Si eres constante y dedicas un rato cada día, el efecto es exponencial.
Cuando pones tu atención a la respiración, puedes focalizarte en la entrada y salida del aire por las fosas nasales, la respiración pectoral o abdominal. La que más claridad aporta a la mente es la atención a la respiración en la punta de la nariz. ¿No me crees? Inténtalo y me cuentas.
En este blog somos muy fan de la meditación informal. No te diría que ayuda a disipar la niebla o ruido mental si no lo hubiera vivido en primera persona. Prueba a centrar tu atención en una acción rutinaria como explico en el e-book descargable Entrena la atención plena en tu día a día (ducha, lavado de dientes, cortando verdura, paseo, comer, escucha activa de música…). Primero respira profundamente y vuélcate en esa actividad. Cada vez que tu pensamiento se aleje, vuelve a la respiración y a la actividad. El entrenamiento mental es volver cada vez que tu mente se va.
*******
Estas son mis propuestas. Lo que a mí me funciona. ¿Tú que haces cuando sientes niebla mental? ¿Alguna sugerencia nueva?
3 diciembre, 2019
Hola me ha gustado el artículo,lo voy a poner en práctica,dios mediante,a mi me paso ya hace un tiempo una cosa terrible,yo quería ser el más aplicado en mi clase y esa competencia me afectó mucho, un día saliendo del colegio,tuve un colapso mental,cuando vi tanta gente hablando,moviendose,jugando,senti que no estaba ahí,senti como que soñaba,que no era real,eso me estreso más y de ahí en adelante nunca volví a la normalidad y es como sí no existiera
3 diciembre, 2019
Gracias por el comentario. Pues ya lo sabes: el perfeccionismo no lleva a buen puerto porque nunca se acaba. Nos exige demasiado; más de lo que podemos hace. Tus capacidades son las que son, reconócelas y construye a partir de ahí. Ánimo que vas por buen camino. Un saludo
21 octubre, 2020
hola, tengo nieblina mental, me puedes decir si esto tiene cura, y si voy a poder algun dia poder tener una excelente memoria y concentracion…. y si hay medicamentos que ayuden please
23 octubre, 2020
Susana, lamento no poder ayudarte. No estoy facultada para aconsejar medicación. Lo único que puedo recomendarte es que biseques un curso de midfulness en tu zona y empieces a practicar. Que te mejores. Gracias por comentar. P.