Pensarás: ¿Qué tiene que ver el dejar de fumar con la esencia de este blog?. Poco, la verdad. Lo importante del título es el cómo:
Cómo mi madre dejó de fumar supuso para mí una enseñanza que recuerdo a menudo. Y lo curioso es que, sin que mi madre supiera nada de técnicas de productividad, gestión del tiempo, coaching, ni nada parecido (ahora tan de moda), consiguió su objetivo sin tirarse de los pelos por la ansiedad.
Todos tenemos objetivos y planes, propósitos de principio de año y metas que alcanzar. A veces plasmamos ese objetivo sobre un papel, soltamos el boli, reclinamos la espalda sobre la silla y nos preguntamos: ¿y ahora qué? De pronto el tiempo que queda hasta la fecha planificada –o el objetivo cuantificado en kilos, ingresos…– puede parecer lejano. Hay quien se agobia desde el primer día y entra en pánico, hay quien se relaja y cuando queda poco tiempo, ve que no ha avanzado apenas y cae en crisis de ansiedad.
Mi madre dejó una vez –o más– de fumar. Creo que lo intentó muchas veces. Solo el hecho de pensar que ya nunca más iba a encenderse un cigarrillo le hacía ponerse muy nerviosa. ¿Cómo calmarse? Efectivamente, ¡fumando! Y vuelta a empezar.
Hasta que llegó un momento en que dejó de proponérselo como una gran meta: ¡ya no fumo más!, si no que un día fue a encenderse un cigarro y pensó: “No me lo fumo; esta tarde la paso sin fumar a ver qué tal. Este cigarro lo dejo para mañana que seguro que me sabrá a gloria”. Al día siguiente pensó: “Pues la tarde de ayer no fue mal, ¿qué tal si hoy no fumo? Mañana ya fumaré”. Y así un día y luego otro y otro más. Sin la ansiedad del ya no vuelvo a fumar nunca más, sino con la idea de que cualquier día podía volver y con la autopalmadita en la espalda al decirse “¡Qué campeona fuiste ayer!; si pudiste estar todo el día sin fumar, hoy seguro que también puedes, ¡enhorabuena!”
Y así fue. Pasito a pasito.
Metas volantes y acciones diarias
Cuando te hablo de metas volantes al hacer tu planificación anual me refiero a lo mismo. Se trata de que, primero, fijes tu objetivo, meta o propósito, tanto para algo personal, como profesional, deportivo o del ámbito que sea, y lo dejes escrito.
Después, te plantees unos objetivos menores a más corto plazo –las metas volantes– para irlas revisando semana a semana o mes a mes, según prefieras hacer tu planificación. Y por último, para no ceder a la ansiedad ni al bloqueo, plantearte cada día qué puedes hacer, como si tu horizonte temporal fuera sólo este día. Bien la noche anterior o temprano por la mañana, a tu gusto, introduce en tu horario esa acción que va a llevarte a alcanzar tu objetivo, como algo más de tu rutina normalizada. Puede ser un hoy no fumo, o un hoy no tomaré postre, saldré a correr, escribiré un capítulo de mi libro, saldré a mi hora, haré ese informe, meditaré quince minutos, etc. Son pequeños compromisos diarios que cuestan poco y que podemos ir normalizando en nuestra vida para conseguir retos mayores.
“El simple acto de imaginar tu sueño con detalle te ayuda a traerlo a la realidad”
Julia Cameron
Uno de los libros de mi bibliografía básica que utilizo en la Taller de Escritura Emocional y en el asesoramiento a creativos bloqueados, es “El camino del artista”, de Julia Cameron. Me sentí orgullosa al comprobar que ella, Julia, utiliza el mismo método aunque lo llama diferente. El término que utiliza es rellenar la instancia. Se refiere precisamente a que si te propones una gran obra –ella habla de por ejemplo escribir un guión de cine–, no te dejes agobiar por el tamaño de tu meta y por todo lo que tienes que hacer para alcanzarla, porque te puede aplastar.
Una vez definido el qué quieres conseguir, plantéate la primera pequeña tarea que tienes que hacer, el primer paso del camino. Siguiendo el ejemplo, si vas a escribir a mano ese guión, tal vez el primer paso sea comprar folios. Es decir, que desgranar tu trabajo en pequeñas tareas diarias hará que sientas que puedes con ello. Los pequeños triunfos te ayudan a avanzar.
“Las pequeñas acciones nos conducen a grandes movimientos en nuestra vida creativa”
Julia Cameron
Al planear nuestra acciones día a día, aprendemos también a trabajar con lo que tenemos en vez de no empezar nunca esperando a… Hazte esta pregunta: ¿qué puedes hacer ahora mismo en tu vida tal y cómo está organizada para lograr tu objetivo? Por muy pequeña que sea la acción, ¡hazla! Si no empiezas a escribir, por ejemplo, porque tienes poca luz, tal vez esa primera acción sea mover la mesa hacia la ventana o comprar un flexo. No te sonrías y piensa en la cantidad de excusas bobas que te has puesto a lo largo de tu vida para no hacer lo que de verdad quieres por ¿miedo? ¿pereza? ¿falta de convencimiento?…
No esperes grandes cambios repentinos. Trabaja para que esos cambios se produzcan poco a poco, cultivando en tu presente las semillas del cambio futuro: ahora, desde el sitio en el que estás, con tus circunstancias actuales, ¿qué puedes hacer? Por pequeño que sea, hazlo.
“Aprendemos yendo
adonde tenemos que ir”
T. Roethke
Ese éxito que anhelamos obtener al alcanzar nuestro objetivo o meta no se consigue con un golpe fortuito de suerte. La constancia sumada al esfuerzo diario es la fórmula básica. Recuerda los pequeños pasos del bebé y las sonrisas por verle alcanzar una silla; apenas una silla que ahora, ya grande, casi salta de una zancada. Esos pequeños retos diarios son los que nos ayudan a alcanzar metas mayores sorteando los bloqueos y la ansiedad.
“Cuando tomas las decisiones importantes de tu vida no suenan trompetas.
El destino se da a conocer en silencio”
Agnes de Mille
Quizá has oído ya que para adquirir un nuevo hábito basta con introducirlo en tu rutina diaria durante 21 días –hay autores que dicen 60 días e incluso quien dice que el número de días depende de cada persona–. La idea que subyace en cualquier caso es similar: pequeños cambios diarios para lograr grandes metas.
Ahora es tu turno: ¿has tenido alguna experiencia similar?, ¿crees que es útil este sistema?, ¿qué pequeño paso vas a dar hoy?
Te espero en los comentarios y en las redes sociales. ¡Gracias!
Foto de Sarah Louise Kinsella para Unsplash
3 febrero, 2019
Hace poco que descubri este espacio y blog. Me gustan mucho las publicaciones y la manera de transmitir y compartir. Vivo en Argentina y realmente no se sienten distancias. Todo tan ameno y amoroso
Gracias!!
3 febrero, 2019
Gracias Roxana. Tus palabras me llegan y me animan a seguir. Un abrazo