¿Deberes?
A mis hijos les han mandado deberes de vacaciones, como hacen en muchos otros colegios. Por suerte, son voluntarios (ssst, no se lo digas a ellos) y no tienen nada que ver con los deberes del curso (memorizar, hacer cuentas, etc.) basados en conocimientos. Son actividades para ejercitar la mente y lectura. En pocas palabras: que durante el verano no sean todo actividades físicas o corporales, si no que mantengan activa la mente. Si además los padres contribuimos con visitas culturales, música, juegos variados y conversaciones con ellos, volverán al colegio con un desarrollo post-vacaciones equilibrado: cuerpo y mente.
Los deberes que te pongo para el verano tienen el mismo sentido. Hasta septiembre no volveré a escribir. Si lo hago, como en otros veranos que he dicho lo mismo, será alguna entrada de alguna experiencia o alguna inspiración que me urja contarte. Por eso te dejo deberes, para que no te olvides de que eres un ser completo y que las vacaciones son para relajar cuerpo y mente. Si te tomas ese heladito veraniego, te proteges la piel en la playa, disfrutas de un buen baño o paseo bajo las estrellas, hazlo con plena consciencia. Pon tu mente en la experiencia y llévala de vacaciones también.
¿Qué te propongo?
1.- Fomenta el buen trato
Aprovecha estos días para tratarte bien, fomenta tu bienestar porque estando tú bien, lo estarán los que te rodean. Y no me lo tomes por el lado egoísta, que no siempre te tienes que poner tú en la sombra. Ceder también te beneficia, hacer algo por los demás, la generosidad, observar como los tuyos disfrutan… Tratar bien a todos, empezando por ti.
2.- Desea felicidad
Seguro que cuando hablas de los que quieres dices que tu mayor deseo es que sean felices. Medita con esta frase:
Te deseo que seas feliz pero no puedo evitar que sufras.
Porque de eso va la compasión: haré lo que esté en mi mano para que seas feliz, pero evitar el sufrimiento no es posible; eso lo debe hacer cada uno. ¿Y si deseas a cada persona con la que te cruces que sea feliz?
Y lo mismo para ti. Que seas feliz es mi deseo de cada día.
3.- Comunícate desde el mindfulness
En vacaciones se dan momentos de estrés: aglomeraciones, calor, colas, mosquitos, niños que te tiran arena, atascos… ganarás en calma y bienestar si te comunicas desde la aceptación, con apertura, sin juzgar y con amor (recuerda que amor implica amabilidad, compasión y comprensión).
4.- Busca la interconexión
En todas las relaciones, intenta conectar desde fuera del ego. Satisfacer al ego nos da un regocijo a corto plazo. Actuar desde fuera de él, sabiendo cuando decir y decirnos NO desde el amor, nos da una satisfacción de larga duración, es decir, aumenta el bienestar. Las relaciones buscadas durante el verano nos aportan y enriquecen. Las “impuestas” por las circunstancias también deberían enriquecernos. Se dice que tras el verano muchas parejas se separan y muchos familiares se pelean a consecuencia de una convivencia impuesta. Si nos relacionamos desde la amabilidad, la aceptación y la apertura encontraremos más conectores que separadores. Y el bienestar general será mayor.
Es muy útil pasar el filtro de las tres preguntas cada vez que haya peligro de conflicto y actuar con las siete actitudes mindful ante las discusiones.
5.- Aprovecha para reflexionar sobre ti
Si dedicas un rato cada día a la meditación, aunque sea caminando por la orilla de la playa o por la montaña, te invito a que te preguntes:
¿qué soy? ¿qué necesito? ¿qué es ahora lo importante?
Deja que lleguen respuestas sin pararte en ellas. Respira con calma mientras haces la reflexión. Si tu respiración se acelera o se pausa, date cuenta porque quizá estás descubriendo algo importante.
Evita la autoexigencia. Quizá la respuesta que te llega sea que no necesitas nada. Lo que creías importantísimo hace un rato, no es tan importante. No necesitas nada. Ya eres todo.
6.- Cuida tu cuerpo y tu mente
Prométeme que te vas a cuidar. Cuida de ti y de tu mundo. Cuidar implica mejorar las condiciones de tu vida. Pregúntate: ¿qué puedo hacer ahora (con lo que tienes, recuerda que no necesitas nada), en este momento, por mi salud y bienestar? Cada noche felicítate por todo lo que has hecho por ti y por tu mundo. Cuidarse es la mejor manera de fomentar el bienestar, como una semilla que riegas cada día.
Anota las ideas que te surjan para tu planificación post-vacaciones: ¿será este al año que empieces a hacer yoga, a meditar…? Solo anótalo para cuando te sientes a planificar y revisar tus objetivos. Estos días procura cuidarte respondiendo a la pregunta: ¿qué puedo hacer ahora, en este momento, por mi?
7.- Entrena tu mente
Lee, pasea, medita sentada o acostada, medita en movimiento, escucha música, relaciónate y conversa todo lo que puedas. Al menos diez minutos de desconexión contigo misma. Ya te he contado que en mi casa siempre hemos sido muchos. Difícil la desconexión a solas. Uno de mis recuerdos de verano es estar metida en el mar, sola aunque hubiera más bañistas, barcas, etc. Flotar y dejarme llevar por el mar con la profundidad bajo mi cuerpo y el cielo sobre mi. Y el frío del agua llenándome de sensaciones y recordándome que tengo un cuerpo. Es otra manera más de llevar la meditación a la vida diaria en vacaciones. Busca tu mejor momento de desconexión a solas (y cuéntamelo :))
Si quieres leer sobre mindfulness te recuerdo, para que no tengas que buscarla, esta entrada sobre libros de mindfulness para leer en vacaciones, además del mío Entrena tu atención para lograr tus metas. El verano es buen momento para empezar.
8.- Haz algo que te guste
Aprovecha para hacer algo de lo que tus obligaciones rutinarias no te dejan. Aunque sea un día nada más. Deja salir ese tú que tienes algo escondido. Permítete la felicidad cada día, la satisfacción de ser tú sin plazos, presupuestos, exámenes…
Y si necesitas más inspiración, puedes leer el artículo pre-vacaciones del año pasado: siete maneras sencillas de estar más presente en vacaciones.
Una historia
Esta mañana he escuchado esta historia en un podcast (contado con mis palabras):
Un hombre rico iba con su caballo por un camino cuando vio a un mendigo tirado en el suelo y bajó a socorrerle. Le preguntó qué hacía y el mendigo contestó que no hacia nada porque no tenia nada. El hombre rico, conmovido, pensó que estaría bien darle una oportunidad al mendigo para que pudiera salir de esa situación de pobreza. Así que le metió una esmeralda valiosísima en el bolsillo.
Al cabo de las semanas, el hombre rico volvió a pasar por el mismo camino y vio al mendigo en la misma postura y situación. Bajó del caballo hecho una furia y, lleno de ira e indignación, le preguntó que por qué no había utilizado la piedra preciosa para salir de la pobreza. “¿Piedra? ¿qué piedra?” le preguntó el mendigo. “La que te dejé en el bolsillo hace varios semanas” gritó el hombre enfurecido.
El mendigo entonces metió la mano en el bolsillo y encontró la valiosa esmeralda y dijo: “jamás se me hubiera ocurrido buscar ahí una piedra preciosa”.
Moraleja:
busca dentro de ti porque también tienes una piedra preciosa en tu interior. Y que mejor momento que las vacaciones para pararte, observar y encontrar tu fuente de riqueza interior.
Espero que hagas los deberes que en septiembre te preguntaré. Y son bien sencillos. Tan solo:

Lleva esta pregunta siempre contigo:
¿Qué puedo hacer ahora, en este momento, para cuidar de mi y de mi mundo?
Y antes de irme:
- GRACIAS por seguir leyendo y compartiendo mis palabras. Sin ti no sería posible. Te recuerdo que puedes invitarme a un café para colaborar con el mantenimiento de la web.
- Puedes escribirme si hay algún tema del que quieras que escriba.
- Recuerda que pronto estará disponible el curso Entrena tu atención on-line. También hay modalidad presencial en Valencia. Si te interesa, envíame un e-mail.
- El Taller de escritura emocional está disponible todo el verano. ¿No crees que las vacaciones son un buen momento para empezar a escribir?
Ahora sí:

Y CUIDATE
Nos vemos por redes