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Doce excusas para no meditar y doce propósitos

Diciembre es el mes de analizar las excusas por las que no has meditado y plantear los propósitos para el año que comienza.

Si en diciembre del año pasado te pusiste como propósito empezar a meditar y no lo conseguiste o has empezado pero no has logrado que sea un hábito, voy a ayudarte a analizar el por qué repasando las doce excusas más comunes.

Y antes de que empieces a removerte en la silla pensando que nunca lo lograrás, te regalo el remedio para que sea un nuevo propósito (recuerda: mente de principiante) y le des otra oportunidad en el año que empieza.

La única clave para que la meditación tenga efectos en ti y no sea un mero pasar el rato, es la perseverancia y continuidad. Todos pasamos momentos mejores y peores, de pereza o falta de tiempo. Y no pasa nada. Sigue en otro momento, empieza las veces que haga falta y no pienses que no es para ti. Déjame ayudarte y en diciembre del año que viene me comentas cómo te ha ido.

1.- Me aburro

Como toda actividad que requiere tranquilidad, puede ser aburrida para algunas personas. No tiene ese componente de excitación de otras actividades como la montaña rusa (que también se puede realizar con atención plena, no lo olvides). Si te gustan las emociones fuertes, es lógico que te cueste más encontrarle esa “emoción” a la meditación.
Prueba distintas meditaciones y ve poco a poco. Date una oprotunidad y prepara algo que te divierta como premio para cuando termines. Tu mente sabe que le espera algo bueno y te dejará de decir que se aburre meditando.

2.- Me cuesta quedarme quieta

A las personas más activas se les hace muy dificil permanecer en quietud. De pronto les entra como un cosquilleo en las piernas, o les pica la cabeza y sienten necesidad de rascarse. Cuando eres muy principiante no te pongas retos demasiado largos; medita cinco minutos y lo vas ampliando. Muévete si lo necesitas con la idea de ir poco a poco manteniendo períodos más largos de quietud.

3.- No me da tiempo

Hasta que la meditación se hace hábito, hay que obligarse un poco. Una excusa muy típica es la de quiero meditar pero se me va el día en las miles de cosas que tengo que hacer. Al principio funciona ponerse un horario en un momento pre-fijado sin nada que te pueda interrumpir.
Aprovecha tus actividades del día para hacer mindfulness informal. El momento de comer, una caminata, la ducha y un sinfín de tareas son suceptibles de realizarse con atención plena.

4.- No me gusta estar sola

Es una excusa o razón que he escuchado en varias ocasiones. Para muchas personas, el silencio en soledad les provoca malestar. Prueba a practicar en grupo y, cuando estés en casa, utiliza audios o música para meditar hasta que, poco a poco, te hagas amiga del silencio.

5.- Me da mucha pereza

Suele ocurrir al principio. Encuentras el tiempo y preparas el lugar, pero… uf. Prefieres hacer otra cosa en ese momento porque te da mucha pereza ahora. Esta excusa da para un post entero. Deberías empezar por analizar el por qué de esa pereza: si es miedo a lo que observas cuando meditas, si es que no le encuentras sentido a la meditación…
Comparamos el entrenamiento mental de la meditación con el corporal del ejercicio. ¿Cuántas veces nos apuntamos al gimnasio y dejamos ir por pereza?. Dicen que quién algo quiere, algo le cuesta. Si de verdad crees que la meditación es algo bueno para ti, vence la pereza y luego prémiate por haberlo hecho.
Otro consejo es tener un lugar preparado en casa de forma que cuando lo veas, puedas sentarte sin planteártelo.

6.- Me duermo

Sobre todo cuando meditas tumbada. No te preocupes. Puede ser que te hayas relajado demasiado o que estabas cansada. Agradece ese tiempo de descanso extra y vuelve a intentarlo al día siguiente. Si te sientes cansada es mejor otro tipo de meditación en la que no tengas que tumbarte.

7.- No sé qué meditación hacer

Hay tantos recursos en la red que, si no has hecho un curso o vas a un grupo, no sepas cual escoger. La meditación mindfulness básica es la atención a la respiración. Y es la que mejor debes conocer porque te sirve para anclarte en el presente en cualquier momento del día. A partir de ahí, hay multitud de meditaciones a escoger. Lo mejor es seguir un programa (a partir de un curso, libro, protocolo…) y aprender con un instructor. Así podrás hacerte tu propio catálogo para elegir la que quieras en cada momento.

8.- Me cuesta controlar la mente

Claro. Y a mí. Porque no tratamos de controlar. Eso es un error bastante común y un objetivo que nos lleva a abandonar por inalcanzable. Quizá meditadores a la altura del Lama lo consigan. A nuestro nivel es bastante improbable. ¿Entonces?. Lo que hacemos es observar. No importa el tipo de meditación que realices, tu misión es observar y recordarte, cada vez que tu mente se distraiga, que debe volver al objeto de la meditación. Y así es como vas entrenando la mente, que aprende a reaccionar desde la presencia y a ser menos reactiva.

9.- Me agobio porque no dejo de pensar

La mente tiene como función principal la creación de pensamientos. Es muy común que en el instante en el que te pones a meditar, la mente se aprovecha de tu estado de calma para ponerse a crear y crear. La meditación consiste entonces en observar el pensamiento sin dejarte llevar por él y volver al objeto de la meditación. Es en estos casos en los que la atención a la respiración es más efectiva. Y si aún así no logras meditar, no te juzgues ni te riñas. Déjalo para otro momento y haz algún ejercicio de relajación.
Prueba a escribir esos pensamientos que te agobian.

10.- No le encuentro ningún sentido

Quizá no sea para ti. No a todos nos sirven las mismas cosas. He conocido a personas que meditar le provocaba un gran malestar porque su mente le traía asuntos del pasado que no quería ver. Vivir de manera automática sin ser consciente, no es ni mejor ni peor. Es una elección y cada uno es libre de vivir como quiera. No eres ningún bicho raro si la meditación no te va. Déjalo y vuelve a intentarlo, si quieres, en otra ocasión.
Si aún así le quieres dar una oportunidad, puedes escribir tus sensaciones. Quizá encuentres el sentido.

11.- Creo que no lo hago bien

No hay buenos y malos meditadores: hay meditadores. Si un día te distraes más, no es que hayas meditado mal. Simplemente no has meditado. Y no pasa nada. Meditar es una actividad que se hace o no se hace. Es cierto que hay gente que se acerca al mindfulness con un objetivo de relajación. Y es cierto que la atención a la respiración, el body scan y otras medtaciones, producen relajación. Pero no olvides que meditar y relajarse no es lo mismo. Meditar también produce otros efectos.
Medita sin objetivos. No te plantees cómo lo haces y confia. Lo único que tienes que hacer es sentarte y ponerte a meditar. Nada más. Bueno, una cosa sí: pon en silencio todos los dispositivos y cierra la puerta para que no te interrumpan.

12.- No tengo excusa

Bien, lo confieso: quería poner doce razones como repaso al ciclo de doce meses que cerramos este mes. Y he buscado entre las excusas más comunes. Me faltaba una y he escogido ésta porque, aunque parezca algo tonto, me ha ocurrido. En una sesión con mi grupo estuvimos hablando de la pereza que sentían algunos compañeros para ponerse a meditar. Y yo me di cuenta que algunos días no meditaba porque ni me acordaba de hacerlo. Llegaba al final del día y me daba cuenta de que no le había dado ningún espacio a la meditación: ni pereza, ni procrastinar, ni falta de motivación…. Nada. Ninguna excusa. Ninguna razón. Para paliarlo, lo que hago es escribirlo en la agenda igual que anoto una reunión o una cita médica. También son útiles, para hacer pequeñas paradas durante el día, las alarmas en el móvil o algún objeto que te recuerde de vez en cuando que pares.

¿Te identificas con alguna?

Vistas las doce excusas, te dejo una lista breve de doce propósitos de año nuevo como remedio:

En diciembre del año próximo me cuentas qué tal te ha ido. Con el deseo de que logres todos tus propósitos, me despido hasta el año que viene.

Te espero en los comentarios y en las redes sociales. Para cualquier duda, escríbeme.

 

Foto: Tessa Rampersad  vía Unsplash

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