enfoque, foco y atención

¡Enfócate!

Una vida consciente es una vida con enfoque

No te lo tomes como una orden, es una sugerencia: ¡enfócate! ¿Vives enfocada? ¿Por qué y para qué te digo ¡enfócate!?

Ya hemos comentado alguna vez que vivir todo el tiempo en alerta consciente, atentos a todo y superenfocados, no solo es imposible si no que es insano; de la misma manera que pasar el día como pollo sin cabeza y actuando por automatismos provoca que vivamos una vida sin sentido y sin disfrute. Lo sano y saludable es el equilibrio. Crear una vida de enfoque, propósito y atención plena es algo complicado en la sociedad actual en la que prima la hiperconexión y la distraciones las llevamos en la palma de la mano. Por eso también es más importante que nunca cultivar una mente enfocada, saber gestionar la atención, conocer si nos mueve algún propósito y aprender a disfrutar de lo sencillo y cotidiano.

Así que, te vuelvo a decir: ¡enfócate! Pero sin agobiarte, porque…

todos necesitamos de ratos en los que no pensar en nada y dejar que la mente vague y divague; el caos es a veces un paso previo y necesario a un momento consciente; y los automatismos son esenciales para poder realizar ciertas actividades dejando que la atención se centre en una tarea más importante. 

No podemos evitar que la mente genere pensamientos a una velocidad increíble ni que del exterior nos lleguen miles de potenciales distractores en forma de notificaciones, interrupciones, correos electrónicos, llamadas, etc. Ni siquiera se trata de que las evitemos. El estado ideal es el de la gestión desde la calma y la serenidad, desde la consciencia que nos da una mente enfocada, que sabe lo que quiere y lo dosifica. Es decir, que lo ideal es que te enfoques.

¿Para qué molestarnos en llevar una vida consciente y con enfoque? Con todo lo que pasa en el mundo, ¿no es más sencillo vivir con las orejeras puestas al ritmo de los automatismos?

Es una pregunta que me han hecho más de una vez con una difícil respuesta, porque es una elección personal. La contestación más típica es que en el primer caso vives y en el segundo, solo respiras. Y añado, desde mi experiencia, que yo disfruto más de la vida, de sus momentos, desde que practico la atención plena. Antes vivía en un corre corre que, lejos de darme la felicidad, me agotaba física, mental y anímicamente. Como contaba en una de las primeras entradas del blog, hay episodios de mis hijos cuando eran bebés de los que no me acuerdo; tan enajenada estaba por las obligaciones laborales y familiares que no me daba cuenta de lo importante, emocionalmente hablando. 

Y es este un término que me gusta: más que vivir en automático, podríamos hablar de vivir enajenada, es decir, ajeno a lo que de verdad es vital para nosotros como seres emocionales, por eso te repito: ¡enfócate!

Voy a darte algunas razones más. Enfócate para

  • ser más consciente y encontrar un mayor sentido a tu vida,
  • ser más efectiva en el trabajo y en otros aspectos no laborales,
  • lograr una sensación de paz, calma y serenidad en medio de la incertidumbre diaria,
  • llevar a cabo tus proyectos y tareas sin desviarte ni dejarte llevar por las distracciones
  • sentir la felicidad que ya llevas dentro de ti.

Una vida consciente, con enfoque, no es una vida ideal en la que no se sufre, nada duele y todo sale bien a la primera. Seguirás recibiendo muchos mails, llamadas y notificaciones, tu familia seguirá demandando, la incertidumbre sobre el futuro no desaparece, las fechas límite no se ajustan a tu tendencia a procrastinar, el ascensor seguirá estropeándose de vez en cuando, perderás el autobús, te equivocarás, enfermarás, encontrarás dificultades, sufrirás pérdidas… Pero, en lugar de sentirte perdido en ese mundo no-ideal, tendrás tu camino limpio y desbrozado para seguir avanzando sin extraviarte. Reenfocarás tu mirada en cada cruce de caminos y ante cada roca o riachuelo que cruzar. Te dirás a ti misa, ¡enfócate!, y, como ya has practicado, serás capaz de hacer una pausa para ajustar el foco y actuar, decidir y avanzar sin perderte.

Pasos para enfocar tu vida

Lo primero que tienes que hacer es pararte y observar cómo transitas tu camino. Hazte preguntas:

1. Comprende por qué te distraes, observa por qué crees que te cuesta encontrar el foco o por qué te bloqueas ante la toma de decisiones.

2. Haz un repaso a tu día: ¿cómo lo organizas?

3. Anota las tareas superfluas y haz un plan que simplifique tu día.

4. Entrena tu mente: una atención más enfocada es posible con entrenamiento. La mente actúa como un músculo más que debes entrenar si lo quieres fortalecer.

5. Reduce las distracciones e introduce técnicas de productividad. Busca la excelencia. 

6. Comprométete con tu intención y motívate cada día.

Recuerda que somos aquello a lo que prestamos atención. Ahí donde pones tu foco, pones el resto de tu vida en forma de actitud, compromiso y esfuerzo. 

«Cuando una persona no puede encontrar el sentido profundo de su vida, se distrae con el placer»

Viktor Frankl El hombre en busca de sentido

Las herramientas que a mí me funcionan para enfocarme y, más importante aún, re-enfocarme, las desarrollo en el libro «Entrena tu atención para lograr tus metas».  Además de prácticas meditativas basadas en mindfulness, recomiendo la escritura, la atención a lo cotidiano y hábitos de productividad para llevar una vida enfocada y consciente.

Este es mi mensaje de hoy: ¡enfócate!

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Foto cabecera de NON vía Unsplash

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