escritura terapeutica

¿Por qué la escritura es terapéutica?

La escritura es terapéutica por muchos motivos

¿Todo tipo de escritura? Sí. Hasta repasar líneas en un libro de caligrafía es una forma de escritura terapéutica con beneficios similares a los de pintar y colorear un mandala: mantiene la atención enfocada en una tarea con todos los beneficios que ello tiene. Yo los hago. Tanto escribir en el ordenador ha hecho que mi letra empeore y me he comprado unos cuadernos Rubio para practicar. Diez minutos al día de caligrafía son suficientes para dar claridad y calma a mi mente. Es otra forma de meditación informal.

¿No te lo creías? He aquí la prueba

Para mí hay una diferencia fundamental entre colorear un mandala y hacer caligrafía: si no das instrucciones precisas y estableces una intención al colorear el mandala, puede convertirse en una tarea automática en la que la atención divague (si es ese el objetivo, estupendo). En la clase de mi hijo el curso pasado les daban mandalas para «serenarse» al final de la clase a aquellos que habían terminado la tarea antes, pero sin instrucciones y sin un calentamiento meditativo o de interiorización. Resultado: lo tomaban como una tarea-castigo tediosa y aburrida. Si no tienes una intención o, al menos, un «para qué», una comprensión del ejercicio, difícilmente vas a conseguir el resultado esperado. Con la caligrafía, al tener que seguir un trazo preciso, es mucho más fácil mantener la atención. Si al principio aburre, con el tiempo se aprende a sostener la atención más y mejor. Por supuesto, para que no sea una actividad tediosa, también hay que establecer una intención.

Pero no he venido a hablarte de caligrafía ni de mandalas. Me voy a centrar en los beneficios terapéuticos de la escritura expresiva. 

Escribir nos hace bien. Escribir permite que podamos expresar y poner sobre el papel aquellas cosas que se quedan retenidas dentro de nosotros. Manifestar nuestros sentimientos implica dejar atrás el temor por aquello que sentimos y verbalizarlo para liberarlo de nuestro interior. Esta es la razón por la que escribir es una de las técnicas más efectivas para liberar tensiones y superar conflictos, externos o internos, al poner en palabras lo que sentimos. 

Situaciones en las que la escritura es terapéutica

Vamos a ver algunos casos concretos. Aunque, en mi opinión, siempre es terapéutica, también cuando no nos invade ninguna preocupación ni problema. Es incluso beneficioso empezar a ejercitarse en momentos buenos porque así estaremos entrenados en los malos y las palabras surgirán con más facilidad.

1. Cuando no nos hemos podido despedir

Durante la crisis del coronavirus muchas personas no han podido despedirse de sus seres queridos. Con la escritura podemos hacerlo. Una carta o un ritual familiar en el que cada uno exprese su sentimiento hacia la persona que se ha ido. Con su foto delante o con su imagen en tu mente, dile todo lo que te hubiera gustado de haber podido. Añade eso que sí pudiste decirle pero, por la razón que sea, no lo llegaste a verbalizar. Perdón, amor, alegría, reconocimiento, orgullo… Escríbele y dale la despedida que merece. Siente su compañía una vez más.

2. En situaciones de sufrimiento o tras una experiencia traumática

Dicen que el dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional. Lo he oído miles de veces aunque no sé quién fue el primero en decirlo. Significa que nadie está libre del dolor: una enfermedad, un despido laboral, una ruptura sentimental, una pérdida económica, una discusión, una crítica negativa, incomprensión, etc. Lo que hagamos con ese dolor, sufrir gratuitamente o aprender algo, es decisión nuestra. 

Pero si no gestionamos los sentimientos que nos producen ese dolor, podemos ahogarnos en él y llenarnos tanto que no vemos todo lo demás. Es aquí donde la escritura ayuda y resulta terapéutica: expresar en palabras escritas la experiencia y cómo nos afecta por dentro, qué supone en nuestras vidas, qué sentimos. Ese dolor se puede narrar con algo de ficción, se puede poetizar, simbolizar o contar tal y como es. Se le puede hablar a la persona que nos lo ha causado y ver cuál ha sido nuestra contribución al problema. Hay muchas posibilidades de sacar esa nube negra que nos nubla la vista y observarlo en perspectiva para gestionarlo y comprenderlo mejor.

3.¿Y lo bueno?

También es terapéutico escribir sobre las emociones y los recuerdos positivos. Celebra lo bueno que te pase por escrito, revívelo y dale la importancia que tiene, ni más ni menos. Agradece y saca sentimientos que, quizá, te dé reparo hacerlo de palabra. No dejes que ningún sentimiento se enquiste dentro, ni bueno ni malo. Expresa en palabras lo que te alegra, lo que te da vida, lo que te emocional y hace que un momento sea feliz. 

Porque la escritura, es terapéutica

Alguna vez os he contado que me uno a la psicóloga Patricia Ramírez en clasificar a los pensamientos en útiles e inútiles, mejor que negativos y positivos. Lo que es inútil lo puedes dejar sobre el papel para que no ocupen una parte de tu mente que puedes dejar a pensamientos más valiosos o necesarios para la tarea que estés realizando. Y los útiles también los puedes plasmar para verlos en perspectiva, racionalizarlos, ordenarlos, disfrutarlos.

Todo cabe en el inmenso mundo que nos da una hoja en blanco.

La escritura es terapéutica por permitirnos expresar sentimientos y deshilvanar pensamientos enredados en la mente. No solo eso. Si te das cuenta, el gesto de escribir es más lento que el de pensar, por tanto, al pasar al papel esos pensamientos estamos ordenando ideas, porque hay que elegir y discriminar lo que se escribe. Además, hay que formularlos en frases, que requieren cierto orden y precisión. Esta necesidad de orden ayuda a tomar conciencia de los procesos emocionales que ocupan la mente. 

Lo que hagamos con lo escrito también es terapéutico

¿Qué hacemos con lo que hemos escrito?

relatos dime tu nombre

Depende del motivo por el que escribas. Hay terapeutas que recomiendan escribir, leer y romper para cerrar el proceso que permite descargar todas las emociones, sentimientos e ideas, y soltarlas del todo despidiéndonos de ellas. En uno de los relatos de «Dime tu nombre, mujer» la protagonista quema todos sus escritos en la chimenea como una forma de liberarse de todo lo que la oprimía y renacer.

Si llevas un diario, en un cuaderno, puede ser terapéutico guardarlo. Sin que sea necesario volver sobre lo escrito —escribe y suelta— es una memoria de tu vida, de tus sentimientos y experiencias. Dentro de muchos años quizá te guste ver tu evolución y recordar. 

Las cartas las puedes enviar a esa persona con la que no te atreves a hablar. Aunque tampoco es necesario. Muchas veces con escribirlo es suficiente. Envíala si crees que va a hacer bien a esa persona. Sobre todo una carta de agradecimiento hace mucho bien al que la escribe y al que la recibe.

Llevar una agenda de hechos positivos, como sugería la escritora Mónica Gutierrez, en la que cada día anotes algo bueno que te ha pasado, al igual que el diario de agradecimiento, es mejor guardarlos y que te recuerden en los malos momentos todo lo bueno que has vivido y que ya eres.

Escribir te lo permite todo

Me gusta decir que escribir es una acto muy permisivo porque:

  • Escribir te conecta con el momento presente
  • Escribir te pone los pies en el suelo 
  • Escribir te permite observarte y observar al mundo que te rodea
  • Escribir te descubre 
  • Al escribir te haces dueña de tu mente y de tus emociones
  • Escribir traslada sobre el papel el continuo diálogo mental
  • Escribir da claridad

Si quieres conocer la experiencia en primera persona y saber cómo la escritura fue la terapia que liberó a una autora actual, tendrás que leer el próximo artículo.

Pero si quieres que esa experiencia sea la tuya propia, te invito a participar en los talleres online de escritura que tengo a tu disposición:

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Prepara un cuaderno y un bolígrafo que te espero.

Sigue aprendiendo sobre los beneficios de la escritura en estos artículos:

Foto de Thought Catalog vía Unsplash

2 Comments

  1. Mahandeep Kaur
    17 mayo, 2020

    ¡Excelente artículo! ¡Bravo!

    Responder
    1. Pilar Navarro
      17 mayo, 2020

      Gracias 🙂

      Responder

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