limpieza y orden mental

8 formas de limpiar tu mente

Ordenas armarios, haces limpieza a fondo de la casa, pones más lavadoras de las que nunca imaginaste (¿de dónde sale tanta ropa?), recoges la mesa sobre la que comes, restriegas el cuero cabelludo de tus niños, hasta apostaría que te duchas a diario y… ¿tu mente? ¿Qué haces con tu mente?

Tendrás que pasarle la bayeta de vez en cuando, ¿no crees? Que a veces es como esa alfombra bajo la que se mete el polvo para que parezca limpia la sala pero en realidad va acumulando residuos que no necesitas y, además, una mente llena de porquería te impide ver con claridad.

Así que, quédate por aquí que vamos a darle brillo y esplendor de forma muy sencilla. Y sin necesidad de usar la escoba. Vamos, que la espalda no te va a doler. Más bien te va a gustar tanto que repetirás.

¿Preparada? Elige tu modelo

En esta lista vamos a ir de lo más sencillo a lo más profundo:

1. Duerme

Es la mejor limpieza diaria. Una buena noche de sueño que resetee la mente. Y ya sé que no te descubro nada. También sé que a veces es complicado cuando la cabeza está llena de basura. Si tienes el síndrome de Diógenes mental, dormir no va a ser suficiente (suponiendo que sea posible).

El sueño nocturno es para la mente lo que la ducha diaria es para la higiene corporal. Una buena noche de sueño puede refrescarte cuando te sientas físicamente cansada y te protege contra la fatiga mental y la angustia emocional.

Seguro que ya has notado que la falta de sueño, o cuando pasas una mala noche con despertares continuados, reduce tu capacidad para resolver problemas y tomar decisiones, afecta a la memoria y cuesta más enfocar la atención en algo. También influye en las emociones pues te vuelves más irritable y con menos paciencia. El cansancio mental provocado por la falta de sueño enturbia aún más el estado de la mente.

Por todo ello es fundamental que procures descansar bien y dormir. Hay meditaciones que ayudan a conciliar el sueño y una seria de recomendaciones como no utilizar los dispositivos móviles antes de irte a la cama, que te aconsejo tengas en cuenta si tienes dificultad para dormir.

2. Ordena tu espacio

El orden en tu entorno influye directamente en el orden y claridad mental. El impacto de un ambiente de caos es directo: tu cerebro se siente tan abarrotado y desordenado como tu escritorio y los problemas para concentrarte aumentan. Solo el hecho de tener que perder tiempo buscando un papel afecta a la productividad y al humor.

Quizá tu mente no esté demasiado sucia y no necesita una gran limpieza. Solo un poco de orden. Empieza por arreglar tu espacio, tu agenda, tus archivos en el ordenador… y ese orden incidirá directamente sobre tu mente. 

3. Pasea

Salir a pasear para despejar la mente es una muy buena costumbre. El aire, el movimiento del cuerpo, la tranquilidad del paso… todo contribuye a aligerar la mente. La creatividad es una de la grandes beneficiadas de las caminatas. El paseo ayuda a que las ideas fluyan mejor (a mí me ocurre y la prueba es mi libro de relatos) y si lo haces consciente con la mente de principiante, es decir, con curiosidad, empezarás a ver cosas nuevas en lugares por los que pasas habitualmente. 

Camina sintiendo el movimiento del cuerpo al dar cada paso, notando el suelo al pisar, la respiración, el bombeo de la sangre en el corazón… Nada más. Después, observa todo lo que sale a tu encuentro, con calma, sin juzgar y sin querer saber qué es cada cosa. Solo observa.

Y así, paso a paso, vas limpiando la mente, quitándole ese polvo que a veces se queda pegado no sabes ni cómo.

4. Escucha música

¿Y ya? ¿Eso limpia la mente? ¡Qué fácil! Bueno, no tan deprisa; escuchar sin más quizá lo hagas a menudo y no resulte ser la limpieza que necesitas. Esto es como pasar la mopa por encima, un repaso para mente con poca basura.

El escuchar música conscientemente ayuda a liberar el estrés, mejora el estado de ánimo, motiva a aprender, abre la mente, proporciona un rato agradable y, lo que más me gusta, puede ser una práctica de atención plena si escuchas enfocando la atención en un instrumento —y obviando los demás—, luego en otro, etc. Aprendes a focalizarte en un estímulo discriminando a otros. Todo un entrenamiento.

Si escuchas música con regularidad es más probable que notes que es más fácil mantener tu atención en el trabajo y completarlo con éxito.

Además, es una fuente de motivación. Una buena idea es tener una lista que te motive para momentos de animo bajo.

5. Desenfoca para enfocarte

¿Cómo? Quizá te quede más claro si te sigo que hagas pausas. Descansa para coger aire y refrescar la mente. Antes de limpiar tu casa, la aireas para ventilar y que se oxigene, ¿verdad? Lo mismo con la mente. 

Igual que tu cuerpo necesita descanso, sobre todo cuando haces ejercicio físico (¿eres capaz de correr todo el día sin parar?), la mente necesita tiempos de inactividad, además del sueño.

Tienes varias opciones: deja la atención libre con una siesta o un tiempo de no hacer nada; haz una meditación con objetivos atencionales diferentes; da un paseo y respira. Tienes permiso para activar el modo piloto automático de vez en cuando; estar las 24 horas del día forzando la concentración es agotador. Este tiempo de pausa, cuando abres la ventana de la mente para airear y ventilar, se lleva el aire viciado y es el principio de la limpieza. Si en ese momento no puedes dedicarte a una limpieza profunda, al menos has empezado a aligerar el ambiente mental. ¿Qué es lo primero que se hace al entrar en una casa que lleva tiempo cerrada?: airear, antes de ponerte a quitar el polvo. Esto es lo que hacen las pausas a tu mente.

Así como el sueño te beneficia, estos cortos períodos de descanso benefician a tu cerebro. Desenfocarse promueve la creatividad, agudiza los procesos de pensamiento y mejora la memoria y el aprendizaje.

6. Escribe

A menudo acumulamos pensamientos y recordatorios que no son prioritarios para la tarea del momento. Una buena limpieza requiere sacarlos y ordenarlos. Qué mejor manera que la escritura.  No solo te liberas de los pensamientos intrusivos sino que pones orden a los que sí te interesan. Una limpieza de armario en toda regla.

La escritura diaria tiene muchos más beneficios, como ya te he contado en otros artículos. Está demostrado que agiliza la memoria de trabajo y alivia la carga mental, lo que te da fluidez en tus pensamientos y mejora la productividad. 

Por si fuera poco, te ayuda a revisar tus patrones de pensamientos cuando lees lo escrito, hace que veas los problemas con perspectiva al ponerlos delante, y no dentro de la mente, y practicas la atención.

Con solo quince minutos diarios puedes obtener grandes beneficios. No te preocupes si te bloqueas y no sabes de qué escribir. En el cuaderno «365 reflexiones para 365 días» tienes un montón de disparadores de escritura reflexiva. O, si lo prefieres, inscríbete al Taller de Escritura Emocional online o tutorizado.

7. Habla

Si escribir no es lo tuyo o no es suficiente, tal vez necesitas a alguien que te ayude con la limpieza. Alguien que te escuche. ¿No te has sentido despejada y renovada tras una buena conversación con alguien de confianza? Ya sabes que cuatro manos limpian más que dos y además es más ameno.

En ocasiones no necesitas ni una respuesta o consejo. Al oírte expresar tus ideas o sentimientos en voz alta, tú misma te alivias. Ya los estás sacando del desorden mental, los pones sobre la mesa y los reordenas. ¿Que no sabes qué hacer con uno o dónde colocarlo?, la otra persona puede darte su punto de vista y ayudarte a ver lo que tú no ves. 

Ponerlos en palabras (habladas o escritas) ayuda a exponerlos de manera lógica; para hablar tienes que ordenar los pensamientos si quieres que se te entienda, no salen de forma aleatoria. Expresar es ya un ejercicio en sí mismo.

¿Quien te puede ayudar? Desde un familiar, amigo, pareja, mentor, hasta un coach o un psicólogo, dependiendo de tu necesidad y situación. Fíjate que en algunos edificios se necesitan especialistas que limpien los cristales por fuera porque desde dentro una persona cualquiera no llega. De la misma manera, tu mente necesita a veces de especialistas que te ayuden a llegar donde tú sola no alcanzas.

8. Practica la atención plena

Esta sí que es una limpieza profunda. Practicar la atención plena tiene muchos beneficios. por ejemplo, aprendes a ser más consciente cuando entrenas la atención plena porque aprecias el presente en el que vives y eres capaz de sostener la atención sin involucrarte en lo que sucede a tu alrededor. Te ayuda a no ensuciar la mente.

Cuando diriges conscientemente la atención a una tarea cada vez podrás dejar de lado otros pensamientos de fondo (la lista de la compra, el problema X, lo que tienes que hacer al llegar a casa, la discusión con tu pareja de la mañana…). Siguen ahí, pero reposan en silencio en lugar de reclamar tu atención esperando a que llegue el momento de atenderlos.

Llegas a este punto haciendo las limpiezas anteriores y practicando con la meditación. Las prácticas de atención plena te ayudan a apaciguar las aguas de la mente y a liberar espacio en la memoria a corto plazo.

Aunque la meditación formal es el verdadero gimnasio de la atención, puedes practicar con mindfulness informal (en el descargable gratuito tienes muchas ideas) si haces pausas conscientes durante el día para concentrarte en las sensaciones en ese momento o para observar, poner toda tu atención en la respiración o llevar todo tu foco atencional a una tarea concreta (el lavado de dientes es ideal para ello). Mantén siempre la curiosidad por lo que sientes y experimentas durante la práctica. 

Cada vez que tu mente quiera irse a otro pensamiento, tráela de vuelta hacia lo que quieres enfocarte. Al principio es difícil, lo sé. La práctica te reforzará esta habilidad.

Si quieres empezar échale un vistazo al libro «Entrena tu atención para lograr tus metas»(también en Storytel) y al audio taller con el mismo nombre de ViviendoMindful.

Con claridad mental enfocamos mejor

A veces se confunde el vivir con foco con la rigidez de seguir un solo camino. Como si fueras un tren que no puede salirse de sus raíles, directos a un punto y sin posibilidad de cambiar.

Desde mi punto de vista no es así. Vivir con foco se parece más a tener claridad mental, y por eso la propuesta de la limpieza profunda, de manera que veas con nitidez tu meta pero también las opciones que se van presentando. Con una mente limpia podrás reconocer el bienestar (o falta de él) en tu vida y decidir mejor tu siguiente paso.

¿Le dedicas tiempo a tu mente? ¿Qué tipo de limpieza haces?

Fotos de The Creative Exchange y Marijke van den Krommenacker vía Unsplash

4 Comments

  1. Rocio
    18 enero, 2021

    Muchas gracias por todos los consejos. Los intentaré llevar acabo, aunque la vida me haga ir deprisa. ¡Gracias Pilar!

    Responder
    1. Pilar Navarro
      18 enero, 2021

      Gracias a ti. Me alegro de que te sirva. Feliz día

      Responder
  2. Ana Fandiño
    18 enero, 2021

    Me encanta, Pilar! No hay nada que no se pueda poner en práctica… ya! Gracias por tus consejos!

    Responder
    1. Pilar Navarro
      21 enero, 2021

      Graciaaaas!!!

      Responder

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