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8 sencillas maneras para mantenerte enfocada cuando trabajas desde casa

Una mente enfocada para que el teletrabajo sea fructífero y no te agobie

Llevo ya unos años trabajando desde casa: escribo, reviso textos, asesoro, mantengo las redes sociales, imparto formación de escritura y entrenamiento de la atención… Son tareas para las que no necesito ir a una oficina. Me siento como en los años de estudiante en los que de mí dependía la gestión del tiempo desde que me levantaba hasta que me acostaba, cediendo o no a las distracciones, a las ganas de comer, al cansancio o a la procrastinación. Y me encanta. Sí, soy de las que les gusta trabajar en casa, en mi entorno seguro y elegido. Pero hay veces en que la vida familiar lo pone difícil a pesar de mis esfuerzos por mantener la mente enfocada

Trabajar desde casa, sobre todo para los que no están acostumbradas, puede ser todo un desafío. Mantenerte enfocada en tus tareas profesionales y ser productiva sin ceder a las múltiples distracciones, requiere de cierta disciplina. Si echas de menos el apoyo de los compañeros, el entorno laboral menos confortable, la mirada severa de tu jefe o los ratos de relax, el estar sola muchas horas o, pero aún, con niños alrededor, puede hacerte perder el foco y no aprovechar el tiempo.

Un error muy común es levantarse por la mañana, dedicar a la higiene y desayuno más tiempo del que tardarías si tuvieras que salir, y sentarte frente al ordenador sin un plan. Aprovechar las primeras horas de la mañana cuando, quizá, los demás duermen aún, te beneficiará el resto de la jornada. 

No caigas en la tentación de perder el tiempo que ahorras por no tener que desplazarte. Ese tiempo sobrante úsalo para ti, para desconectar y cuidarte, y para tu familia.

Para que el teletrabajo sea fructífero y sigas enfocada en tus objetivos profesionales voy a compartir algunas recomendaciones que a mí me funcionan:

Recomendaciones para mantenerte enfocada cuando teletrabajas y que tu día sea fructífero

Haz un horario

Aunque es tan básico que ya lo debes saber, no puedo dejar de aconsejarte que tengas tu horario básico y que te impongas cumplirlo. No te juzga nadie externo a ti. Te juzgas tú y debes vigilarte. Si te cuesta mantenerlo, revísalo. Quizá en tus horas más productivas hayas previsto tareas menores y viceversa. Si tienes a alguien en casa durante esas horas, pídele que te vigile y te anime a cumplirlo, al menos hasta que lo incorpores como rutina.

Si, como yo, debes compaginar con tareas del hogar, agéndalas también. Para mí, el horario es una base, una guía que cada día adapto con la recomendación siguiente.

Planifica el día anterior

Escribe tu lista de tareas pendientes por la noche. Hay quien lo hace antes de irse a dormir; quizá sea muy tarde. Yo prefiero que sea lo último que hago antes de apagar el ordenador y dar por concluida la jornada laboral. En tu lista marca lo prioritario y agenda cada tarea, con su hora de principio y fin. 

Aprovecha ese momento ( o el de antes de dormir) para escribir tu diario de agradecimiento. Anota al menos tres cosas que hayan sucedido ese día por las que te sientas agradecida. Acostarte con pensamientos positivos y de agradecimiento es como darle vitaminas a la mente. Descansa y duerme tranquila.

Prepárate para ir a tu puesto de trabajo

Yo soy madrugadora. Quizá tú no. Prefiero levantarme temprano y acabar la jornada pronto. Puede que tú prefieras lo contrario y alargar por la noche. Por eso no te voy a recomendar que madrugues —parece que está de moda gracias a algunos gurús de las redes sociales— porque creo que debes adaptarte a tu ritmo interno y tu cronotipo. Eso sí: no aproveches para alargar el tiempo en la cama. Levántate siempre a la misma hora y prepárate. Aunque tu puesto de trabajo esté en casa, en la habitación de al lado o en tu mismo dormitorio, arregla tu entorno, ventila y vístete. Sí. Parece una tontería pero quitarse el pijama ya activa tu cuerpo y tu mente para empezar tu jornada y ayuda a que tu mente se enfoque. 

En «Entrena tu atención para lograr tus metas» te cuento la importancia de los rituales. Todo lo que haces manda instrucciones a tu mente. Si te preparas cada día siguiendo las mismas rutinas, tu mente se prepara para lo que viene después, que en este caso es trabajar.

Por ejemplo: ejercicio – ducha – vestir – desayuno – arreglar entorno. Puedes ponerte una alarma a la hora que vayas a comenzar y, en cuanto suene, te sientas en tu puesto de trabajo como si estuvieras en una fábrica y sonara la sirena de vuelta al puesto.

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Cuida el entorno

Establece una intención y escríbela

Escribe tu intención u objetivo del día antes de empezar. Por ejemplo, mientras se enciende el ordenador. Deja el móvil a un lado y coge un post-it o tu cuaderno habitual. Escribe una frase: la mía de hoy ha sido «termino el artículo y lo publico en redes». Un objetivo abordable y claro. Escribe en presente, como algo que consigues sí o sí. Ni futuro ni deseo. Es un hecho que hoy vas a hacer X. Recuerda que estás dando mensajes a tu mente con todo lo que haces, dices y, por supuesto, piensas. Créetelo y que tu actitud lo demuestre. 

La mente se enfoca en lo que le repites una y otra vez. Y si das por hecho que lo consigues, la mente responde de manera adecuada para hacerlo realidad. Esto ocurre porque la mente no distingue entre pensamientos y realidad. Todo lo que entra con el pensamiento, lo toma como real. Cuando quieras conseguir algo, díselo a la mente en presente y se enfocará en ello.

Escribir tu intención diaria, antes de empezar a trabajar, en tiempo presente te envía el mensaje a ti misma de que vas a  lograr lo que te propones hacer.  

Trabaja por bloques

Otra recomednación que hago en el libro es seguir la técnica del pomodoro que no es otra cosa que trabajar por bloques. Ayuda mucho a evitar las distracciones, uno de los principales peligros del teletrabajo. Te llega una notificación al móvil y tu cuerpo te pido mirarlo ya; a muchas personas les da ansiedad no atender a las redes o mensajerías aunque sea para ver un meme que ya han recibido en varios grupos. 

Si trabajas en bloques tu mente se relaja porque sabe que al finalizar ese tiempo de trabajo podrá expandirse durante 5 minutos con algún distractor (el mail, leer, las redes sociales, una llamada…). Hay quien lo llama «horas de enfoque». Me gusta llamarlo así porque en realidad es ese el objetivo: que durante veinticinco minutos toda tu atención esté enfocada en la tarea prevista y puedas concentrarte sin dificultad. La técnica del pomodoro habla de veinticinco minutos pero eres tú quien sabe cuánto debe durar, según la tarea y tus circunstancias. 

La mente descansa y es más productiva trabajando de esta manera porque sabe que tienes tiempo para todo y aparcas los pensamientos intrusivos que te dicen todo lo que tienes que hacer o lo que te estás perdiendo. Ten cerca papel y boli para apuntar cualquier pensamiento que te sirva de este tipo sabiendo que luego le llegará el momento de atenderlo.

Los descansos son necesarios 

Muy necesarios y también debes agendarlos, para no posponerlos y para darle fin en el momento adecuado. Antes de cambiar de tarea, por ejemplo, un descanso pequeño (tomar algo, hacer una pausa meditativa, estiramientos, caminar un poco, leer…), y un descanso mayor a las cuatro horas. Hay quien se pone el capítulo de una serie. Cuidado, solo uno y que sea corto. El peligro es alargar ese tiempo. Con las redes sociales pasa igual: corres el peligro de engancharte y no parar. Si es tu caso, ponte alarmas o programa un tiempo de uso en el móvil.

Relaciónate

Si teletrabajas y estás sola pueden surgir sentimientos de soledad y aislamiento que, en algunos casos, pueden derivar en depresión o ansiedad.

No te aísles. Es importante que desde el principio mantengas contacto con compañeros o colaboradores. Mi actividad es muy solitaria pero tengo contacto a través de un grupo de Telegram con escritoras y correctoras. Nos hacemos consultas profesionales, laborales y hasta emocionales cuando una de nosotras necesita ánimos y consejos. No perdemos el tiempo con memes y chistes. Lo que no significa que sea un grupo soso y aburrido. Solo conozco a tres de ellas en persona. Con las demás solo tengo relación virtual. Y ya se ha convertido en un grupo necesario porque todas sabemos que nos apoyamos y ayudamos. Si trabajas sola busca tiempo de conexión con colegas que puedan comprenderte o con familiares que te ayuden a airear la mente aunque sea por teléfono.

Ponle fin a tu jornada

Otro peligro del teletrabajo es dedicarle más tiempo del que le darías en oficina. Insisto en la idea que te dejaba más arriba: planifica la hora de cierre de la jornada. Termina planificando o haciendo una lista de las tareas del día siguiente y cierra. Date las gracias por el trabajo realizado. Es importante que cierres sintiéndote satisfecha. Dedica el resto de la tarde a lo que sea necesario para tu bienestar y conciliación familiar. También en ese espacio de tiempo de no trabajo procura hacerle regalos a tu mente: lecturas, meditación, ejercicio, conversación… 

Nunca dejes de entrenar la mente. Si lo haces en tiempos normales, la mente enfocada no te abandonará cuando la necesites. Es un trabajo diario.

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Si el ánimo decae…

  • Puede pasar. Tenlo en cuenta. Sobre todo en circunstancias de teletrabajo forzoso. Cuenta siempre con gente a tu alrededor, física o virtualmente, con la que puedas desahogarte, compartir tus preocupaciones sin alarmismos, a quien les cuentes tus propósitos diarios y, si no los has cumplido, te ayude a revisar el porqué.
  • Dedica un rato al día a meditar. Si aprendes ahora y adquieres el hábito estarás entrenando la mente para vivir mejor, aceptar el presente y reaccionar de manera adecuada en el futuro. Es una inversión en ti.
  • No temas a los cambios. Si algo no funciona, cámbialo. Sé flexible no para procrastinar o dejarte ir, si no para mejorar, revisar, volver a programar. Nada es estanco. 
  • Escribe tus preocupaciones. Dedica un tiempo a la escritura libre de manera que pongas sobre papel lo que surge de forma espontánea en tu mente. Y libera espacio mental. Mantente alerta para que los pensamientos negativos no ocupen todo el espacio. Si quieres seguir mis talleres los tienes online: taller de escritura emocional.
  • Cuídate mucho. Un error es dejar de cuidarte. El «como nadie me ve» o «ya lo haré» no son buenos. Para que no ocurra, hazme caso y planifica hasta los momentos de hacer estiramientos y descanso. No lo dejes para después. 

Somos muchos los que trabajamos en casa. Estamos para ayudarte.

¡Ánimo! Y pregunta lo que necesites saber.

2 Comments

  1. Andrés
    30 marzo, 2020

    Gracias Pilar por tanto que das de manera semanal, te leo habitualmente y siempre me aportas algo interesante, algo que había dejado escapar por esta vida de hoy.
    Supone un esfuerzo innovar cada semana y querer aportar un poco más a los que te esperamos. Para mi solo con la intención que demuestras de ayuda a los demás, tienes siempre el éxito asegurado. A cabo de realizar mi meditación con compañeros de la red de profesores de MBCT Spain y te mando toda la fuerza, serenidad y amor para que sigas regándonos cada semana con tus palabras. Espero que resuenen en ti y gracias por estar ahí. Namasté

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    1. Pilar Navarro
      31 marzo, 2020

      Muchísimas gracias por tus palabras, Andrés. Esto es una siembra que hay que regar a diario. Los frutos llegarán. Me llega la fuerza y la serenidad. ¡Cuánto podemos aprender estos días de retiro forzoso! La conexión está ahí y llega. Gracias y lo mismo deseo para ti. Namasté

      Responder

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