Prestar atención

¿Me prestas atención, por favor?

Insisto, ¿tengo tu atención unos minutos? ¿Inicias la lectura de este artículo con el propósito de prestarle toda tu atención?

Ah, que te acaba de llegar una mensaje al móvil, ok, espero…

¿Ya? ¿Tengo tu atención ahora?¿Crees que eres capaz de prestar atención el resto del artículo?

Quizá sí, no te suponga mucho posponer otras tareas o estímulos que tiran de tu atención porque el artículo es breve y poco profundo, o precisamente estás procrastinando y no haces tu tarea principal con la excusa de leerlo. Puede que seas de los que leen en el transporte público y justo ahora llega tu parada, o alguien hace ruido y buscas de dónde viene…

Así ocurre día a día. ¿Te has parado a pensar cuántas veces interrumpes tu tarea porque tu atención sigue estímulos que poco o nada tienen que ver con lo que estás haciendo y te sacan de tu concentración? Un pensamiento (estímulo interno) o un elemento de tu entorno físico (estímulo externo) desvía tu foco como cuando apuntas con la linterna hacia un punto y el haz de luz se mueve cuando tú te mueves porque oyes un golpe por detrás.

Serás mi heroína o mi héroe si consigues prestar atención de forma concentrada y sostenida a una tarea durante un largo período de tiempo. Nadie está a salvo de las distracciones. Los estímulos que te rodean se cuentan por miles. Te voy a pedir que dejes de prestarme atención y levantes la mirada hacia lo que te rodea, ¿cuántas posibilidades de distracción tienes en tu entorno?; escucha con atención, ¿cuántos ruidos podrías distinguir? Cada uno de ellos puede ser una distracción si te dejas llevar.

¿Por qué dejas de prestar atención?

La respuesta es una larga lista de causas. 

  • Podría hablarte de que vives en la era de la productividad, que te han enseñado que tienes que hacer mucho, y con frecuencia, eso supone que no busques la excelencia y la calidad, si no cumplir objetivos, cuantos más mejor. Se mira mal al que dedica mucho tiempo a una sola cosa, aunque sea muy detallista. Te llenas el día de tareas de las que muchas las realizas en automático porque no puedes detenerte a mirar, a escuchar, a saborear.  
  • Podría recordarte lo que te contaba en el artículo sobre la hiperconexión, ¿lo leíste? Tienes el mundo al alcance de tu mano con la información que necesitas en el momento que la necesitas; todo es inmediato. Quieres contestar cuando te llega el mail o la notificación, quieres ver en tiempo real quién comenta tu última foto subida a Instagram, pasas con rapidez de una aplicación a otra porque las mantienes abiertas, no sea que se te pase algo. ¡Como si pudieras atender a todas simultáneamente mientras tratas de realizar una tarea! O navegas sin rumbo en un momento libre en el que matas el tiempo con los dispositivos a tu alcance. La información te bombardea por todas partes y te alcanza más rápido que cualquier virus. La infoxicación es otra pandemia que ya lleva mucho tiempo entre nosotros.
  • O podría contarte lo que te cuesta estar en silencio, contigo misma, por dos razones muy diferentes. Una, porque los demás te requieren constantemente. Lo sé porque este artículo me está costando más horas de las previstas: cuando no es mi hijo 1 es mi hijo 2 o … Y dos, porque estás tan acostumbrada al vivir en el ruido (no solo real, también mental) que hacer un poco de silencio te perturba. Tienes miedo de encontrarte con tu verdadero yo y no ese que ocultas tras la mascarilla de mujer (u hombre) superatareada e imprescindible.

En la lista de causas para dejar de prestar atención no podría faltar el aburrimiento y la falta de interés. Y no hay que darle más vueltas. Ese profesor o esa tarea te aburren soberanamente. No hay más. ¿Para qué buscar otras razones si es tan obvio?

En el curso en el que estoy trabajando te pediré una lista de lo que te distrae a lo largo de un día. Puedes hacerla ya y escribir tú misma las causas por las que dejas de prestar atención.

¿Cómo funciona tu atención?

La atención es innata, limitada y única

  • Es innata porque todos nacemos con ella. Que te distraigas con una cosa no quiere decir que te falte atención si no que la enfocas en ago diferente a lo que debes en ese momento.
  • Es limitada porque no puedes abarcar todos lo que quieras. Según te enfocas en algo vas guardando información en tu memoria de trabajo que se va llenando hasta a veces sentir que estás saturada. Estás atenta cuando piensas en lo que haces mientras lo haces. Si piensas en otra cosa, esa tarea la estás haciendo en automático, sin prestarle atención.
  • Y es única porque es imposible que atiendas a dos o más cosas/estímulos a la vez. Si lo intentas y crees que sí, te vuelvo a decir que no. Lo que estás haciendo en pasar la atención de una actividad o estímulo a otra con rapidez. Nunca puede ser simultáneo.

¿Sigues prestando atención?

Si es así, podrás concluir ya que la regulación de la atención, que es cosa tuya (puedes elegir en qué te enfocas o dejar que la atención vague a su aire), va a venir determinada por el tipo de tarea que tengas delante.

Por ejemplo, tendrás ante ti tareas simples, rutinarias, cotidianas, habituales (elige el adjetivo que te plazca) que tienes tan integradas en tu mente que las puedes llevar a cabo sin prestar demasiada atención. Si ya has leído sobre esto habrás visto el ejemplo tan usado del lavado de dientes. Bueno, yo me los lavo con mucha atención para darme cuenta de si los limpio a conciencia. Otro ejemplo es caminar, montar en bici, atarte los zapatos o cualquier acto cotidiano que realices sin pensar. Excepto el día que lo aprendiste. Entonces tenías que dedicarle toda tu atención.

En cambio, hay otras tareas que requieren detalle y precisión. Son esas en las que tienes que fijarte bien para no equivocarte, aunque las hayas aprendido antes. Incluye también las tareas nuevas, que debes aprender. Si yo quiero tocar el piano, tengo que mirar bien qué tecla pulso y con qué dedo (dejemos los pedales para otro día), en cambio Chan pulsa las teclas y los pedales sin mirar. Está claro.

Cuando crees que estás haciendo muchas tareas a la vez, ten en cuenta que la mayoría son del primer tipo. Tu atención no tiene que estar ahí enfocada, al menos al cien por cien, porque son gestos casi automáticos. 

Hasta aquí no hay ningún problema. Puedes estar leyendo y mascando chicle sin perder la atención a mis palabras. ¿O ya te has ido? Si estás pensando en buscar un chicle, de pronto te apetece mucho, es que has respondiendo al estímulo de la palabra en cuanto la has leído. ¿Ves como no estás libre de las distracciones? Venga, vé a por uno que seguimos.

Como decía, el problema surge cuando quieres enfocarte en una tarea compleja y tu mente —no entrenada— se deja llevar por cualquier estímulo o pensamiento.

Si quieres manejar y regular la atención a tu antojo no tienes más que entrenar tu mente.

¿Quieres regular la atención y mejorar tu capacidad de enfoque?

La atención se entrena —ejem, lo repito por si no estabas atenta en el párrafo anterior—. Como explico en el libro «Entrena tu atención para lograr tus metas», puedes considerar la atención como un músculo más, que la salud no está solo en lo físico.

Para entrenar, te recomiendo seguir unos pasos (que podemos dar juntas en el curso o hacerlo por tu cuenta con el libro):

1. Empieza por conocer tus hábitos diarios.

2. Establece cuál es tu intención más profunda y tus valores para poder identificar si tus hábitos atencionales te acercan  alejan de tu meta. Aprende lo que los rituales pueden hacer por ti.

3. Planifica qué hábitos vas a dejar y cuáles vas a integrar. Un plan con fechas y acciones concretas.

4. Mantén a raya los distractores externos e internos. Para los primeros tienes que tener la voluntad de evitarlos con un plan de acción (sí, otro), que incluye por ejemplo el orden en tu entorno de trabajo, y para los segundos te aconsejo las prácticas meditativas que te ayuden a gestionar los pensamientos.

5. Revisa periódicamente. Así como limpias las lentes de la cámara para que esta enfoque siempre con nitidez, tu atención debe estar impecable.

6. Busca la excelencia y ponte en acción.

¿Sigues ahí?

Si me has prestado atención durante las 1455 palabras que llevo escritas:

A. Tu atención es inmejorable. ¡Enhorabuena!

B. Tu atención es regulera y tienes interés en mejorar; por eso estás atenta a lo que te ofrezco y explico.

C. No te has enterado de nada. Estás leyendo el final por si acaso termino con algo interesante. ¿Quizá necesitas mejorar la atención?

En la página de formación tienes los talleres que están activos, además del libro «Entrena tu atención para lograr tus metas» disponible en Amazon y las newsletters en las que voy avanzando los nuevos proyectos entre los que está el curso en el que trabajo porque, enfocados vivimos mejor.

Cuéntame: ¿te cuesta prestar atención?

Fotos de Hunter Newton y Miguel Henriques vía Unsplash

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