Mi propósito es no tener propósito

 

Ahora que ya llevamos unos días en el nuevo año y has leído los propósitos de unos y de otros, incluso tú te has hecho una lista, te cuento por qué yo no voy a tener lista de propósitos.

Propósito (del lat. proposĭtum) es,según la RAE:
1. m. Ánimo o intención de hacer o de no hacer algo.
2. m. Objeto, mira, cosa que se pretende conseguir.
3. m. Asunto, materia de que se trata.

“Ánimo”, “intención”, “que se pretende”…. en ningún sitio se dice que sea obligatorio conseguirlo. Por eso, quiero decirte que estés tranquilo, que en ningún momento tu lista de propósitos es de obligado cumplimiento (solo si así te lo impones). Así, si llega diciembre y no has conseguido nada de nada de lo que te habías propuesto, no te culpabilices pues nunca dijiste que lo fueras a conseguir, ¿o no? Pero no creas que te invito al pasotismo y a vivir sin objetivos y sin un propósito vital. Mejor sigue leyendo.

Mucha gente se amarga porque nunca consigue sus propósitos. Bueno, yo cada año me propongo ganar la lotería, pero realmente es algo que no depende de mí, así que no pasa nada si no la gano.

Pero, ¿qué pasa con lo que sí depende de uno mismo? Marcarnos objetivos, a veces difíciles, cada comienzo de año, nos lleva a una actitud de crítico-auditor con nosotros mismos: “mira, me propuse ir tres veces por semana al gimnasio y no paso de una o ninguna, si es que soy un…”. Nos criticamos y juzgamos, nos culpabilizamos en muchas ocasiones si no logramos lo propuesto. Y mientras, no disfrutamos de lo que vamos logrando.

Quizá por eso mi propósito es no tener propósitos.

Así seguro que no me exigiré lo que no puedo hacer y no me sentiré culpable si no lo logro. Mi único objetivo es vivir este momento con plenitud. Eso no quiere decir que no planifique. Por supuesto. Pero un plan se puede cambiar según se desarrolle y avance. Este año mi plan es tener ingresos haciendo algo distinto a lo que hacía. Deseo lograrlo. Pero no es un objetivo que si no lo cumplo me vaya a auto-flagelar porque ya sé que hay varias circunstancias que no dependen de mí y en las que no puedo influir de ninguna manera. Preparar el camino y caminarlo ya es un logro. Dar los pasos que debo dar cada día, sin parar a mirar atrás y sin correr sin sentido hacía delante. Cada paso vivirlo como único que es y sentir ese avance consciente.

A veces parece que pensar y decir el propósito ya nos acerca a conseguirlo. Mucha gente se queda ahí. Pasan los meses y a lo mejor el propósito de ir al gimnasio se queda en apuntarse con la oferta de septiembre o de enero y poco más.

Lo más importante del propósito no es el propósito en sí mismo, si no ponerlo en práctica, pasar a la acción. Sin acción no se avanza.

¿Para qué nos ponemos propósitos con fecha? ¿Buscamos seguridad? ¿No es mejor ir día a día? ¿O eso nos aterra porque no sabemos lo que nos puede traer el día?

Os cuento como dejó mi madre de fumar. Tras varios intentos fallidos, se dio cuenta de que era un objetivo demasiado difícil para ella. Pensar que nunca más iba a fumar le creaba ansiedad y frustración. Lo sentía como una pérdida y le suponía un trabajo y un esfuerzo enorme. Así que, un día se levantó y dijo «hoy no voy a fumar, a ver qué pasa». Y al acabar el día se sintió muy bien, no sólo físicamente si no mentalmente. Lo superó sin problemas porque sabía que al día siguiente era libre de seguir fumando. Pero al levantarse el segundo día se dijo «si ayer puede, ¿por qué no probar hoy también? Si no lo aguanto, mañana fumo». Y al anochecer se sintió genial. Y así, día tras día hasta que dejó de pensar en el cigarro al levantarse, hasta que el hábito era no-fumar.

Te invito a que no te pongas objetivos restrictivos e inamovibles para el año. Escribe tu meta y planifica cómo conseguirlo. Ten claro lo que está bajo tu control y cuenta con imprevistos que podrán desviarte del camino trazado. Revisa cada cierto tiempo. Y con todo ello por escrito, relájate y prueba a plantearte propósitos día a día. Paso a paso se logran grandes cosas. Y si un día no lo consigues, no pasa nada. No te juzgues por ello. Otro día lo intentas. Si un día no vas al gimnasio, permítetelo, no lo veas como un fracaso.

Cada día que empieza es un buen día para empezar, para hacer, para ser.

Mejor que ponernos obligaciones limitantes a nosotros mismos es cultivar la intención de hacer. No llenemos enero de propósitos y diciembre de fracasos. Llenemos cada día de buenas intenciones seguidas de acción para llevarlas a cabo. Aquí. Ahora.

Mi propósito es no tener propósitos. Mi propósito es, simplemente, habitar de verdad el presente siendo consciente y prestando atención (interior y exterior) y así poder hacer las cosas mejor, avanzando sin perder el rumbo (hacía mi meta), sintiendo y siendo.

Otra cosa son los planes…..

En realidad sí que tengo un propósito que renuevo cada día. Una de las claves para alcanzar tus metas es la flexibilidad y mantener el foco en la meta y en el camino, siendo consciente de las posibilidades a tu alcance. Claro que te aconsejo que te plantees metas siempre y cuando te den libertad y no te esclavicen.

¿A ti qué te parece?, ¿estás de acuerdo?, ¿tienes una lista de propósitos?, ¿los sueles cumplir? Cuéntamelo en los comentarios o por redes sociales.

¡¡Gracias por estar ahí y feliz año!!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Scroll to top