Mindfulness en el trabajo

Mindfulness en el trabajo está de moda.

Como el mindfulness en general. Para bien y para mal. 

Aplicar mindfulness o facilitarlo en los entornos laborales es algo positivo para los trabajadores, aunque también está mal visto por algunas personas.

Nunca me ha gustado que me digan exactamente lo que tengo que hacer para conseguir una objetivo concreto. Porque no somos todos iguales ni lo son nuestras circunstancias. Es una de las dificultades que encuentro a la hora de promocionar este blog. Me dicen que escriba diciendo las claves para, las normas de, los pasos que te llevarán a…. (por el SEO, ya sabes) y me cuesta horrores hacerlo porque, ¿quién soy yo para decirle a alguien “desconocido” lo que debe hacer? Puedo dar consejos y contar mi experiencia, pero nunca te diré exactamente qué pasos tienes que dar porque no te conozco y lo más probable es que seamos totalmente distintas y ni partimos del mismo punto vital, ni nuestros caminos se parecen, ni pedimos lo mismo a la vida.

Y ese es, creo, el gran problema de la moda del mindfulness.

Porque hay miles de artículos y libros (unos totalmente avalados por la ciencia y muy profesionales y otros escritos con menos rigor y mucho márketing) en el que te dicen lo que vas a conseguir y sus beneficios, así como el camino a seguir (como si sólo hubiera uno) para alcanzarlos.

Para mi trabajo me gustan más las distancias cortas. Desde aquí te aconsejo, te presento, te muestro, te informo y te documento sobre mindfulness y atención plena. Ni siquiera en mis cursos soy tajante con lo que debes hacer. Por ejemplo en el taller de escritura emocional te ofrezco varios tipos de ejercicios para que los pruebes y te quedes con los que mejor te sientas. Y ojo que pueden variar según tus circunstancias en cada momento.

Digo todo esto porque en cuanto al mindfulness aplicado a los entornos laborales hay mucho de márketing y mucho también de resultados y beneficios probados.

He leído y escuchado voces en contra bien argumentadas en función de los beneficios que se prometen. Pero el problema no está en el mindfulness si no en prometer resultados que pueden darse o no, pueden notarse ya o dentro de varios años si eres perseverante.

Hace unos años fui a hacerme un tratamiento para el blanqueamiento dental. La profesional, después de unas pruebas y un diagnóstico, me dijo que no me lo hacía porque era imposible que me quedaran más blancos. Y no porque tenga una sonrisa que haga destellos (sufrí la misma decoloración a causa de una medicina que la mayoría de mi generación en España) sino porque no hay en el mercado nada que me los fuera a dejar más blancos. Fue muy honesta porque podría haberme sacado unos cuantos euros para nada. Quizá otra persona menos profesional me lo hubiera hecho a pesar de todo por el beneficio económico.

Con mindfulness pasa algo así. Si no vas a poder asegurar los beneficios que prometes, no los prometas. Porque la gente no es tonta. Y escépticos hay muchos.

Prefiero que me cuentas tu caso y poder asesoraste sobre lo que, desde mi punto de vista, experiencia y formación, creo que te conviene más. No hay una sola manera de practicar mindfulness y muchos que llevan una vida mindful ni siquiera se consideran practicantes. Hay quien medita una hora diaria y hay quien medita una vez a la semana y durante el resto de días hace paradas de escasos minutos para situarse en el aquí y en el ahora sin perderse en sus pensamientos automáticos.

Que se introduzca mindfulness en las empresas tiene dos puntos de vista:

  • el del jefe que lo que busca es adiestrar a sus empleados (sí, he leído esa palabra) y hacerles creer que obligándoles a practicar mindfulness van a ser mejores personas, van a sentir mayor bienestar y van a ser más felices en un trabajo que no les satisface. Y se lo vende así pero lo que busca es que sean más productivos, se quejen menos, sean más dóciles y eficientes, sin preocuparse realmente por su bienestar.
  • el del jefe que de verdad se preocupa por crear un ambiente agradable, de convivencia, pues es consciente del número de horas que sus empleados pasan en el trabajo y de que no siempre se sienten bien por el estrés, los plazos, etc. Cuida de ellos porque son parte de la empresa y se lo agradece ofreciéndoles algunos extras como la posibilidad de practicar mindfulness en la empresa.

En el primer caso, los empleados lo ven como una obligación más y suelen entrar en los grupos ya con escepticismo y sin interés.

En el segundo grupo tienen claro que la práctica les beneficia en su conjunto como personas globales porque aprender a serenar la mente beneficiará a toda la familia y aprender a enfocar la atención les ayudará en todas las áreas de su vida. En definitiva aprenden a cuidarse. Y seguro que en empresas de este tipo también hay una apuesta por la flexibilidad horaria, la comida sana, etc.

Son dos extremos, lo sé. Y sabes que no me gusta generalizar pero necesitamos ejemplos para explicar las cosas. 

Tengo una muy buena amiga que fue a un curso porque le obligaban indirectamente en el trabajo: daba puntos, fueron sus palabras concretas. Y le pareció una tomadura de pelo y una pérdida de tiempo el sentarse con otras personas que tampoco iban por gusto, a respirar y nada más. Tampoco debió tener un instructor que hiciera unas sesiones atractivas. Si no vas para aprender a practicar por interés propio para cuidarte a ti y a los tuyos, ¿para qué vas? No tiene sentido. 

Así que si te ofrecen la posibilidad en tu trabajo, aprovéchala al menos para conocer de primera mano qué es esto del mindfulness y poder hablar con conocimiento. Infórmate de quién está detrás y agradece a tu jefe que te de esta posibilidad. Pero si te obligan o te sientes obligada, date un tiempo. Mi consejo es que vayas sin expectativas y dejando el ego negativo a un lado. 

Los que ven en la introducción del mindfulness en las empresas una manera de que los empleadores tengan empleados más dóciles y que trabajen más por lo mismo, quizá no sepan lo que mindfulness puede hacer por ellos como personas completas (no sólo como trabajadores).

El objetivo para mi es mantener un ambiente sano y armónico en el trabajo y en casa. Que sepas apartar los problemas laborales de tu mente cuando llega el momento de estar con tu familia y viceversa, que aprendas a cuidar todo tu ser (cuerpo y mente), que te sientas satisfecha por tus logros y sepas aceptar los momentos malos sabiendo que también pasarán. 

O quizá no sea eso lo que sientas, porque tú no eres yo y tu experiencia será diferente.

Como ves no te he mencionado una lista de qué debes hacer (ya hice alguna sugerencia en este post sobre hábitos mindfulness en el trabajo) ni los beneficios que tiene la práctica de mindfulness en entornos laborales. Puedes leer sobre ello, si quieres más ideas, en estos artículos de diversos autores:

 

8 Técnicas para integrar el Mindfulness en el Trabajo

¿Cómo ayuda el Mindfulness en el trabajo?

A mindful worker is a happier worker

Las nueve formas de impulsar el éxito de la atención plena en el trabajo

Mindfulness en el trabajo

Estrés laboral: la integración de Mindfulness en el trabajo

 

Comparte si crees que es de interés, y comenta lo que quieras. Es un tema abierto a debate que me encantará compartir contigo.

Foto Alex Kotliarskyi via Unsplash

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