¿Por qué en mindfulness hablamos de compasión?¿Sabes realmente lo que es?

Si hace unos días te contaba lo que no es mindfulness, hoy voy a explicarte lo que no es compasión, para seguir despejando dudas y aclarar equívocos que me voy encontrando cuando hablo, leo y escucho sobre los distintos aspectos de mindfulness.

Hace unos días asistí por videoconferencia a una charla del doctor Don Vicente Simón que hablaba sobre este tema y en la que voy a basar gran parte de este post. Vicente Simón acaba de publicar un libro sobre la compasión del que te hablaré más abajo. Es referencia obligada si quieres saber más.

Habilidades de la meditación

Para centrar el tema, debemos primero hablar de las habilidades de la meditación mindfulness, que son:

  1. Atención concentrada o focalizada: por ejemplo, cuando en la meditación ponemos el foco en la respiración. Localizar la atención es muy útil para centrarnos y anclarnos. Es una habilidad que podemos entrenar.
  2. Atención receptiva o conciencia de campo abierto: supone estar atentos a lo que pasa durante la meditación sin forzar la mente hacía ningún punto concreto, sin juzgar, sin analizar. Es más complicada que la anterior, pero igualmente entrenable.
  3. Meditación compasiva, también denominada bondad amorosa o compasión: se considera también una habilidad porque se puede entrenar pero en realidad debe de estar presente siempre, cuando practicamos cualquiera de las otras dos. Es una práctica de las llamadas generativa porque mientras se practica se genera algo, en este caso, se genera una actitud compasiva.

De las definiciones que existen de la palabra meditación, Vicente Simón señaló la de Pema Chödrön  (monje budista), según la cual:

todo el proceso de la meditación consiste en crear una buena base, una cuna de bondad amorosa, en donde podamos ser nutridos (del libro The Wisdom of No Escape).

Esta frase es importante porque relaciona la meditación con la compasión. Pema Chödrön nos invita a crear una especia de cuna o de base en la que ser nutridos y queridos, en este caso por nosotros mismos cuando meditamos. Es el aspecto afectivo de la meditación que se complementa con el aspecto cognitivo. La misma idea se refleja en el budismo cuando se habla de las dos alas del dharma: sabiduría y compasión son las dos alas necesarias para volar.

¿Por qué practicar la compasión?

Dice Shantiveda:

“toda la alegría de este mundo viene de querer que los demás sea felices y todo el sufrimiento procede de querer ser feliz sólo uno mismo”.

También el 14 Dalai Lama, Tenzin Gyatso, dijo:

“Si quieres que otros sean felices, practica la compasión; y si quieres ser feliz tú mismo, practica la compasión”.

Pero además de ser más felices, nuestra salud también se beneficia de que seamos compasivos: una actitud compasiva, bondadosa, es fuente de salud mientras que dejarnos llevar por las emociones negativas propicia la enfermedad. La actitud compasiva también nos ayuda a desidentificarnos del ego. Es una disposición a cuidarnos y tratarnos con ternura; darnos apoyo incondicional ante cualquier circunstancia, sea de alegría o de sufrimiento.

Definición de compasión: qué es y que no es

Y llegamos al meollo del tema. Compasión es una palabra difícil de entender para muchos y que incluso despierta recelos para otros. En los estudios científicos sobre meditación y mindfulness se ha adoptado compasión a pesar de que algunos investigadores la rechazan, porque de momento no se ha encontrado una alternativa (que podría encontrase en un futuro). En el mundo de la ciencia anglosajón se ha utilizado siempre la palabra compassion. Para evitar las connotaciones que provocan rechazo, tal vez más que cambiar la palabra se debería cambiar esas connotaciones.

Según la Wikipedia:

La compasión (del latín cumpassio, calco semántico o traducción del vocablo griego συμπάθεια (sympathia), palabra compuesta de συν πάσχω + = συμπάσχω, literalmente «sufrir juntos», «tratar con emociones …», simpatía) es un sentimiento humano que se manifiesta a partir y comprendiendo el sufrimiento de otro ser. Más intensa que la empatía, la compasión es la percepción y comprensión del sufrimiento del otro, y el deseo de aliviar, reducir o eliminar por completo tal sufrimiento.

Vemos como compasión es una palabra latina que significa padecer con los demás. Veamos las diferencias con otras palabras con las que se relaciona la compasión.

Lástima: a veces, muy a menudo, se confunde con compasión, y es una de las connotaciones por las que no gusta la palabra compasión. Pero no es lo mismo. La lástima tiene un matiz de superioridad sobre la otra persona (me da lástima) incluso de desprecio y de pena. Ese desprecio, pena y superioridad no tienen que ver con la compasión. La lastima nos separa.

Altruismo: tiene un sentido mejor aceptado en general. A los científicos les ha llamado mucho la atención la actitud altruista y por eso es muy estudiada. Los altruistas se sacrifican a sí mismos para ayudar a los demás. El matiz diferenciador es la conducta. El altruismo es una conducta, no un sentimiento. La compasión incluye al altruismo, pero el altruismo no necesariamente implica compasión: se puede ser altruista sin compasión porque es una conducta, pero no al revés.

Simpatía: es la menos utilizada en el contexto científico. Darwin ya hablaba de simpatía de manera similar a lo que ahora entendemos por compasión. En realidad son sentimientos favorables hacia otra persona.

Amor / Bondad amorosa (Loving kindness ): son términos muy relacionados con el budismo que utiliza las palabras en Pali METTA y KARUNA. Metta se ha traducido como bondad amorosa en occidente. Es el estado mental que aspira a que todos los seres sintientes sean felices; el deseo de que todos sean felices. En el fondo es Amor. Deseo de que los demás y uno mismo sean felices.

En cambio, compasión (Karuna) es el deseo de que todos los seres vivos estén libres de sufrimiento. Si no hay sufrimiento se habla solo de bondad amorosa. En la práctica se hace un uso ambiguo de ambos. En realidad, si atendemos a la teoría pura y dura, soló hay compasión si hay sufrimiento. En la practica no se hace tanta precisión. Bondad amorosa es todo y parece que compasión es un subapartado de la bondad amorosa. Si la otra persona no sufre, no se habla de compasión.
Como todos los seres humanos en algún momento de su vida sufren, se considera siempre que hay compasión hacia ellos. Por este motivo la palabra Karuna se utiliza menos.

La autocompasión

Ser compasivo con uno mismo a veces provoca recelos en las demás personas, como si al practicar la auto-compasión sólo nos preocupáramos de nosotros mismos, dándole así un enfoque egoísta y egocéntrico. Nada más lejos de la realidad.

La auto-compasión es darse amor a uno mismo, siendo conscientes de nuestro sufrimiento sin luchar contra él. Es ser bondadoso y amable con nuestro propio ser aceptándonos como somos acallando esa voz crítica que nos reprende constantemente. Mediante una relación más autocompasiva con nosotros mismos, nos damos un espacio mental en el que observar nuestras experiencias desde una perspectiva más amplia.

La autoestima no es autocompasión. La autoestima surge tras una evaluación de nuestra valía. Se basa en las comparaciones que hacemos con los demás y pueden provocar el egoísmo y/o el narcisismo. Es un “valgo más que…” y en general es resultado de “tener éxito”. En cambio la autocompasión es una relación amable e incondicional conmigo mismo. No hay juicio, ni crítica, ni escalafones. Sólo amor bondadoso. La autocompasión nos da una visión más clara de nosotros mismos porque permite observar lo bueno de lo que consideramos faltas sin tener que ocultarlas porque se reconocen con amabilidad. No hay competitividad ni autoevaluación. Nos ayuda a ser conscientes de nosotros mismos.

Con la autocompasión nos decimos: me quiero a mí mismo tal como soy.

Cultivando la autocompasión

Para cultivar la autocompasión primero tenemos que tener la voluntad de prestar atención y estar presentes. En este estado podemos observarnos con apertura y aceptación sin juzgar. Sólo observar.
En segundo lugar, necesitamos bondad y amabilidad en la contemplación de nosotros mismos.
Y en tercer lugar, ser fieles a nosotros mismos, confiar en nuestras aptitudes y evitar toda comparación con los demás.

Uno de los mejores regalos que nos podemos hacer a nosotros mismos es cesar la continua comparación con otros. Cuando decimos que queremos ser mejor estamos atacando lo que somos ahora y evaluándonos. Eso nos aleja de querernos a nosotros mismos.

En palabras de Pema Chödrön, ya eres bueno (aunque quizá no te des cuenta), así que, deja de compararte, déjate en paz.

Y te preguntarás, ¿cómo conseguirlo?. La respuesta que ahora te puedo dar es: practicando la meditación. Como te digo siempre, no basta con querer, no basta con leer y asentir con la cabeza… si quieres, puedes. Solo hay que empezar.

Hablaremos más sobre la compasión. Es un tema muy interesante y conforme avances en él te atrapará más. Para seguir leyendo y aprendiendo con uno de los mejores, aquí te dejo referencia del nuevo libro del doctor Vicente Simón.

No luches con tus pensamientos. Déjate en paz. Hay cosas muy sencillas para darse amor, darse cariño a uno mismo en cualquier momento del día, tras una mala experiencia, un mal momento o una alegría (puedes darte cariño simplemente dándote un abrazo o haciendo algo que te guste como pasear, darte un baño o ir al cine). Busca el sentido de tu vida y llévalo a cabo.

¿Y tú qué opinas?. Te espero en los comentarios.
Será genial que lo compartas!!

¡Que te vaya bien en la vida, amigo lector!

P.D. Añado una post-data un día después de publicar la entrada para comentaros que, como digo al principio, me he basado en las palabras de Vicente Simón, que me hago eco de su sabiduría para expandir la bondad amorosa entre todos los que accedáis a este texto. Y como dice otro sabio, Agustín Grau, en un tuit referido a este post: “creo sinceramente que si la gente meditara más se resolverían muchos problemas, y no habría tiempo para disputas y tonterías”. Sí todos practicáramos un poco más la compasión y el amor bondadoso, sin juzgar y sin dejarnos llevar por los egos, habría muchos menos conflictos. Gracias @AgustGrau, gracias Vicente Simón y gracias a todos mis mentores y seguidores.

6 Comments

  1. Mariangeles Berna Bernad
    3 febrero, 2016

    ¡Felicidades Pilar por el post! me encanta leerte y estás haciendo poco a poco con tu blog que me interese cada vez más el Mindfulness y te lo agradezco. Siempre he pensado que las personas que sienten compasión por los demás y por uno mismo, son las personas con buenos sentimientos, son personas sensibles que no significa débiles, sensibles con todo lo que les rodea. Un abrazo 🙂

    Responder
    1. Pilar Navarro
      3 febrero, 2016

      Gracias Mariangeles. Aprendemos una de la otra. Es genial!! Un beso

      Responder
  2. […] nos dijo que era un acto compasivo hacía uno mismo, un acto de amor bondadoso (ya os hablé en mi último post de la importancia de la […]

    Responder
  3. […] Compadecerse no es sentir lástima, ni pena, ni tristeza. Es “padecer con”. Acompañar en el padecimiento. Y puede ser con otro o puede ser contigo mismo. Lo que llamamos autocompasión. […]

    Responder
  4. Sandro
    25 junio, 2019

    Interesante, se me ocurrio, una comparacion entre el amor y la compacion, lo busque y llegue aqui. muy bueno tu post, interesanate, me atrapo la lectura , y eso que soy muy malo para leer, felicidades.

    Responder
    1. Pilar Navarro
      25 junio, 2019

      Muchas gracias por tus palabras Sandro. Me alegra haber servido de ayuda en tu búsqueda. Un saludo.

      Responder

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Scroll to top