¿Conoces tu propósito?
Mucho se habla de que necesitas un propósito para vivir o de que descubras tu pasión para ser feliz. Lo siento; no va por ahí el artículo. Quiero que dejes de soñar por un momento y bajes a la tierra del día a día. Voy a darte un ejercicio para que conozcas el porqué último de tus acciones que es lo que te lleva a decidir hacer una cosa u otra. Como verás, no tener claro ese porqué último (o profundo) provoca que tomes decisiones que te desvían de tu camino. Sientes que no avanzas y que no optimizas tu tiempo.
Primero conozcamos la definición de propósito según RAE:
Del lat. proposĭtum.
1. m. Ánimo o intención de hacer o de no hacer algo.
2. m. Objetivo que se pretende conseguir.
3. m. Asunto, materia de que se trata.
En resumen, como te decía al inicio, el porqué: de lo que haces, de lo que no haces, de lo que quieres conseguir, de lo que trata tu vida al fin y al cabo.
¿Sabes cuál es el fin último de todo lo que haces?
En el libro «Entrena tu atención para lograr tus metas» propongo un ejercicio que he llevado a cabo en varios de los cursos de mindfulness a los que he asistido. Recientemente he leído que su autor es Benjamin Hardy (lo describe en un artículo de 2017 en Medium) aunque él lo llama el porqué profundo. Usaré indistintamente estas dos palabras, profundo y último. El ejercicio consiste en buscar ese porqué.
¿Para qué lo quieres saber?
Si lo haces bien y llegas hasta el final, buscar el porqué profundo te sirve para:
- tomar mejores decisiones
- dar claridad a tu foco
- ser más productivo o, en otras palabras, saber como optimizar tu tiempo
- distraerte menos
- tener clara tu motivación
- no ir como pollo sin cabeza. Cada decisión que tomes será consciente y responderá a esa intención o propósito que te has marcado.
Vayamos por partes:
¿Por qué actuar desde tu porqué más profundo te ayuda a optimizar tu tiempo y ser más consistente y consciente?
Todos tenemos veinticuatros horas y, sin embargo, parece que a unos les cunde más que a otros. Mientras algunas personas sienten que pierden el tiempo y no lo aprovechan como les gustaría, otras le sacan gran rendimiento. ¿Cuestión de saber organizarse? ¿De no distraerse con cualquier cosa? Sí y sí. Pero no por haber sido dotados de un gen especial. La gente que optimiza su tiempo suele tener claro su objetivo, intención o propósito. ¿Te gustaría estar en ese grupo?
Tanto procrastinar como evitar una tarea tediosa o dejarte llevar por la primera distracción que te llega es consecuencia de no tener claridad sobre el objetivo final de lo que haces, es decir, no sabes hacia dónde debes dirigir realmente la atención (sobre todo cuando el objetivo en cuestión es lejano en el tiempo). A corto plazo te apetece más centrarte en las actividades que te gustan, te dan una satisfacción inmediata o, simplemente, te apetecen más en ese momento.
Buscar el porqué más profundo te dará la calidad y la motivación necesaria para vivir una vida con sentido (el que quieras darle). Si te quedas en la superficie es posible que la motivación flaquee. O bien te fuerzas a hacer algo que no te apetece –pero que es necesario– con rabia, pesadumbre, pereza… o lo evitas dejándote llevar por otra actividad que, en ese momento, te parece mejor e, incluso, más urgente (como ver qué se cuece en las redes sociales cada cinco minutos).
Al final del día te queda la sensación de haber perdido el tiempo por no cumplir objetivos. Eso puede producir desmotivación, irritación, sensación de estar desconectado, sentimiento de culpa por no llegar a todo… Cuando quizá es solamente falta de claridad y de propósito. ¿Dónde estás poniendo, en realidad, el foco de atención? ¿Lo tienes claro?
Tu vida refleja tu pensamiento
Más duro aún:
Todo en tu vida, en este momento, es un reflejo de lo que crees que mereces.
Esta frase la he oído mucho. Sobre todo cuando me quejaba de cómo era mi vida. Por supuesto, al oírla me enfadaba con la persona que me la decía pensando que no, que yo no quería esa situación, ¿cómo la iba a querer si no me gustaba?
Sin embargo, el pensamiento influye más de lo que crees porque, además, suele hacerlo de manera inconsciente. Si estás atento a los pensamientos podrás descubrir un hilo del que tirar para reconocer ese patrón que te está dañando y que no se ajusta a lo que de verdad quieres. Cualquier cosa que desees conseguir, primero debes crearla en la mente.
Quizá alguna vez te has sorprendido diciéndote frases como estas:
- No merezco el éxito.
- No merezco ganar más.
- No merezco que me quieran.
- No merezco que me compren.
- En el fondo soy una patoso.
- En el fondo soy indigno.
- Soy un impostor.
- Con lo desastre que soy.
- …
¿Te suenan?
¿De dónde crees que vienen estos pensamientos ? Normalmente proceden del propio comportamiento. Imagina alguien que está haciendo dieta a rajatabla y una tarde no puede resistirse a un pastel (solo se la salta una vez). Su mente le dice que es un desastre, un inconstante y que nunca logrará su objetivo. O piensa en ti la típica tarde que pasas distraído con las redes sociales y llegas a la hora de la cena sin haber terminado el artículo que estabas escribiendo. Los pensamientos sobre tu incapacidad llegan solos.
Si tienes claro el objetivo último sabes que no pasa nada por saltarte la dieta una vez (no vas a engordar diez kilos por un pastelito, ¡uno!) o por pasar una tarde (una, no te emociones) trasteando por las redes.
El problema es si lo haces continuamente y te dejas llevar por esos pensamientos que te alejan del objetivo. La meta pierde claridad y necesitarás volver a empezar y establecer de nuevo las prioridades para alcanzarla.
Piensa en grande
Las preguntas del porqué más profundo ayudan a ponerte metas altas. Al reflexionar sobre todos los porqué dejas de lado los pensamientos de autosabotaje y poca autoestima. Si llegan, un truco es escribirlos en un papel que doblarás y mantendrás alejado de la mesa de trabajo. Este sencillo ejercicio te permite revisar tus valores y recrear el ideal de persona que te gustaría ser, tu trabajo ideal, las personas ideales con las que te gustaría relacionarte, la manera ideal de pasar el tiempo libre… en definitiva, tu estilo de vida ideal. Que es el que te mereces.
Si no conoces tu porqué más profundo o crees que no te lo mereces, seguirás invirtiendo tu tiempo en otras cosas que no te acercan al objetivo. Tu propia mente te alejará a base de pensamientos de miedo, inseguridad y no merecimiento.
Conforme avances te irás dando cuenta de lo limitantes que han sido tus creencias hasta ahora y de como tu comportamiento o actitud le daban la razón.
Tener claro el porqué te da motivación para avanzar con flexibilidad pues serás capaz de ir corrigiendo el rumbo según surjan contratiempos. Por eso es bueno que revises cada día o, como mínimo, cada semana.
Se da la curiosidad de que los que lo tienen todo claro parece que vayan más despacio por la vida que los que no lo saben (los que van como pollo sin cabeza). Para aportar claridad al camino de tu vida tienes que mejorar la visión de cerca y de lejos. La de cerca es el día a día y la de lejos es la que da la perspectiva de la vida, la que da la dirección hacia la meta (imagina un camino limpio y otro lleno de ramas, piedras, polvo… ¿cuál es más fácil de transitar?). Cuando está claro el objetivo y el camino a seguir no sufrimos por tomar un día de descanso o hacer una tarea diferente.
Ejercicio del porqué último o más profundo
Ya llegamos al ejercicio. Antes, una breve recapitulación:
El propósito de conocer tu porqué es doble.
- Tener clara la intención última conduce a la motivación diaria.
- Actuar desde la más profunda convicción de qué es lo que quieres (alineado con tus valores) hace que optimices el tiempo y obtengas un mejor rendimiento.
Entonces, ¿cómo llegamos al porqué más profundo?: Despejando el camino hoja a hoja y piedra a piedra.
Realmente no es tan difícil. Toma papel y lápiz que empezamos:
Piensa en lo que quieres ahora mismo y hazte esta simple pregunta:
¿Por qué___________ es importante para mí?
Responde lo primero que te viene a la mente sin complicarte demasiado.
A lo que contestes, hazle a misma pregunta:
¿Por qué __________ es importante para mí?
Por ejemplo: quiero dejar el trabajo de oficina para emprender
¿Por qué dejar el trabajo es importante para mí?
Porque quiero emprender
¿Por qué emprender es importante para mí?
Porque quiero trabajar desde casa
¿Por qué trabajar desde casa es importante para mí?
Porque necesito flexibilidad horaria
¿Por qué necesito flexibilidad horaria?
Para pasar la tarde con mis hijos/ir al gimnasio/salir de copas…
etc.
No hagas menos de 7 preguntas para profundizar y, sobre todo, sé honesto. Sigue haciendo la pregunta hasta que llegues a eso que de verdad es tu fin último, lo que de verdad hace que todo lo demás merezca la pena.
Solo si eres honesto comprenderás los momentos y creencias clave que te han marcado y que te han hecho avanzar por el camino por el que ibas hasta ahora y que, quizá, no era el deseado.
Si profundizas tanto que llegas a tu porqué último comprobarás lo que de verdad es importante para ti. Y muchas de las cosas por las que te preocupas diariamente las verás como menudencias que no sirven al fin último. No te quedes en la superficie y busca los verdaderos motivos para hacer lo que haces o quieres hacer.
¿Crees que lo tienes? No. Sigue un poco más. Ve más profundo.
Mucho más profundo.
Una vez encuentres esa razón, recuérdala cada día. No olvides que estar motivado es tener motivos. Ese porqué es tu principal motivo. Y actuarás desde la claridad y la autenticidad. No habrá nada que te haga salir de tu camino escogido porque lo has despejado; ahora lo ves claro y sabes qué pasos te acercan y cuales te alejan.
Despeja el camino antes de que te pierdas
¿Quieres más?
A este ejercicio yo le añado una segunda parte:
Una vez que tienes claro el porqué último, analiza las tareas que realizas cada día.
Haz una lista con aquellas que te irritan, te chupan la energía o que te molestan especialmente. ¿Te acercan a tu objetivo? ¿Cuánto tiempo ocupan en tu día?
Haz otra lista con las tareas que ni fú no fá, no te importa hacerlas pero no te emocionan. ¿Cuánto tiempo les dedicas?
Y por último, una tercera lista con las tareas que te estimulan intelectualmente y te motivan, las que para ti de verdad merecen la pena. ¿Cuánto tiempo les dedicas?
Establece porcentajes de cada lista para comprobar cómo distribuyes tu día.
¿Puedes hacer algo para dedicar más tiempo a las que te conectan con tu porqué profundo? Elimina todo lo que es una distracción y no es esencial para tus objetivos. Lo que no puedes eliminar, quizá lo puedas delegar o automatizar.
- ¿Qué actividades de la primera lista puedes eliminar, delegar o automatizar?
- ¿Qué tareas de la segunda lista puedes eliminar, delegar o automatizar?
- ¿Cómo puedes pasar más tiempo con las actividades de la lista tres?
- ¿Por qué es importante para ti crecer en las áreas de la lista tres?
- ¿Qué necesitas cambiar para convertirte en la persona que quieres ser, usar tu tiempo como quieras, optimizar tu jornada y alcanzar tus metas?
- ¿Estás dispuesto a renunciar a tus distracciones y dependencias?
- ¿Estás dispuesto a crecer con tus valores?
Todo lo que haces tiene un sentido, un propósito y un porqué. Pero no siempre lo conoces.
Nota
Este ejercicio lo he practicado en grupos de meditación muchas veces buscando la intención que me lleva a meditar. Lo extrapolé a mi vida buscando el porqué de lo que hago antes de saber que existía ya la explicación publicada por Benjamín Hardy. Ha sido estimulante leerle y encontrar los puntos de conexión. En mi libro ya se recoge un ejercicio similar. A mí me es de utilidad, especialmente cuando siento que pierdo el foco y paso el día con tareas que no me acercan al objetivo. Tanto si no conoces tu porqué último como si lo conoces pero te distraes con facilidad, este ejercicio de ir encadenando preguntas con el porqué delante te ayuda a recuperar el foco.
Cuéntame si te ha sido útil.
Créditos: Foto de portada Photo de Jon Tyson vía Unsplash; foto de texto de mi colección privada.
19 octubre, 2019
Haré los ejercicios, aunque ahora mismo no veo cómo dedicar más tiempo a las cosas que me gustan… a ver si encuentro el modo. Gracias.
19 octubre, 2019
Gracias por comentar. No se trata tanto de hacer lo que te gusta si no de tener claro tu objetivo para hacer las tareas que conlleva, y que quizá no te gustan tanto, con objetividad y motivación. Si quieres escribir un libro (te gusta) tienes que ocuparte de tareas como el marketings online (que quizá no te gusta) que pospones o las haces sin ganas. Si tienes claro el objetivo final, lo demás sale mejor.