Empezamos con preguntas:
¿Tu agenda diaria se alinea con tus prioridades?
¿Ocupas tu tiempo en las cosas que importan y que te acercan a tu objetivo, o vas apagando fuegos, sin foco, con sensación de que las tareas aleatorias controlan tu día?
Hay personas que siempre van en piloto automático reaccionando a las situaciones según surgen. Y hay personas sumamente organizadas y enfocadas que no se salen del camino trazado. Y, en medio, estamos todos los demás, la gran mayoría, que tenemos nuestros días más o menos enfocados.
El peligro es no darnos cuenta, es decir, que resulta demasiado fácil pensar que estamos haciendo cosas importantes cuando en realidad no lo son, porque no nos acercan a las metas, y al final del día sentimos que no hemos hecho nada a pesar de que no hemos parado.
Un hábito sano es controlar ese tiempo y saber a qué lo dedicas. Hay herramientas variadas en la red, como Toggl, para rastrear nuestro tiempo. O, lo que yo prefiero, un simple repaso nocturno a nuestras actividades del día.
Otro buen hábito es agendar un tiempo al final de la semana (viernes tarde o domingo) y hacer un pequeño análisis de las ocupaciones que más tiempo nos han supuesto durante dicha semana.
Este tipo de seguimiento, que no cuesta nada de hacer, nos da una idea muy clara de si estamos usando nuestro tempo de forma útil para nosotros y alineada con nuestros valores y prioridades.
Una simple pregunta lo dice todo: ¿te vas a dormir satisfecha con las tareas realizadas cada día?
No se trata de dedicar más tiempo o menos porque a veces es la calidad de ese tiempo lo que cuenta, la capacidad de estar enfocados y con la atención sostenida, en la tarea en cuestión. Aún así, debemos observar en la revisión si las tareas que nos acercan a nuestro objetivo son mayoritarias en la agenda o solo les hemos dedicado unos minutos un día suelto cuando por fin hemos conseguido 30 minutos libes para ello en toda la semana.
¿Tienes claras tus prioridades?
Esta ha sido mi pregunta recurrente durante las últimas semanas. Para que el tiempo transcurra a nuestro favor es necesario que definamos muy claramente las prioridades en nuestra vida.
La realidad es que hay una relación directa entre la capacidad para avanzar en la consecución de los objetivos y las tareas que prioricemos cada día. Por ello es tan importante tener claras las prioridades porque si es así, si las tenemos claras, las decisiones y elecciones que hagamos cada momento será mejores, más rápidas y más fáciles. Sin remordimientos ni parálisis por análisis. Es más sencillo reconocer si lo que vamos a priorizar nos acerca más a nuestros objetivos o no, y en este segundo caso, si a pesar de ello lo elegimos hacer porque se ajusta a otra prioridad (familiar, por ejemplo). La elección no es aleatoria ni espontánea; es consciente y enfocada.
¿Qué son las prioridades?
Según la RAE:
Del lat. mediev. prioritas, -atis, y este der. del lat. prior, -ōris ‘el primero entre dos’, ‘anterior’.
1. f. Anterioridad de algo respecto de otra cosa, en tiempo o en orden.
2. f. Anterioridad o precedencia de algo respecto de otra cosa que depende o procede de ello.
Y según el María Moliner:

En el sentido más puro, prioridad es algo que haces antes que cualquier otra cosa, por la razón que sea.
En nuestro día a día, nos referimos a lo que más nos importa en cada una de nuestras áreas de la vida e, incluso, cuál de estas áreas va delante de las demás. Dicho de otra forma, son esas actividades a las que deseamos dedicar nuestro tiempo y energía con satisfacción, aunque nos cueste.
Nuestras prioridades determinan la jerarquía de nuestras acciones. Y esto es muy importante. Gracias a ellas, a reconocerlas y actuar en consecuencia (porque si las defines pero no actúas, no te sirven de nada) no te sentirás culpable ni tendrás remordimientos cuando le digas a alguien que no, porque no podemos hacer todo. Las prioridades nos ayudan a tener disciplina.
Prioridades hay muchas y a diferentes escalas. Puedes estar pensando en tus prioridad de cada día y estará bien. Fíjate que esa prioridad diaria responde a una prioridad mayor que es la que da forma a las decisiones diarias. Para que tu día sea efectivo y te vayas a dormir sintiendo satisfacción, tus acciones y elecciones habrán respondido a tus prioridades más elevadas y a tus valores.
No confundas metas con prioridades. La meta es el logro que quieres alcanzar, el objetivo. La prioridad es la elección que haces para llegar a esa meta.
La elección de tus prioridades es lo que te hace estar enfocado.

Donde pones tu atención pones la acción y, por tanto, tu futuro
Si no tienes claras las prioridades vitales y las más rutinarias puede ocurrir que quieras llegar a todo porque todo te parezca igual de prioritario. Es entonces cuando aparece la ansiedad, los agobios, el agotamiento mental, el estrés, la insatisfacción, la preocupación por si las decisiones que tomas son las correctas…
Para que tu camino hacia tus metas sea enfocado y no pierdas la perspectiva y la claridad mental, es importante que tengas confianza en las decisiones que tomas cada día, en tus elecciones más básicas que te llevan a dar cada paso. Es por esta razón que tener las prioridades claras es tan importante.
¿Por qué pararte y reflexionar sobre tus prioridades es importante?
Te va a aportar una claridad mental porque las prioridades te ayudan a:
—Tener claro en qué ocupas tu tiempo
—Ser menos indecisa a la hora de elegir
—Estructurar tu agenda de forma coherente y alcanzable
—Saber a qué decir que no sin remordimientos
—Eliminar todos lo que te desenfoca de tus objetivos
—Disfrutar de los acontecimientos de la vida eliminando el tengo que y la sensación de no llegar a todo.
—Establecer y, sobre todo, respetar los límites sin llegar al agotamiento.
—Progresar y adaptar las nuevas prioridades que vayan surgiendo en el camino.
¿Cuáles son tus prioridades?
Piénsalo un momento antes de seguir. Puede ser el trabajo, la familia, tu salud o la de los tuyos, la diversión, el deporte, una afición que te da la vida, viajar, tus hijos, desafiarte, la solidaridad, etc.
Dentro de cada área, tendrás también unas prioridades específicas que irán moldeando tu día a día.
Mis prioridades en este instante en el que escribo son la familia (y dentro de ella la salud de mi hijo), ser económicamente libre (sacar adelante mis proyectos, publicar nuevos libros, etc.), salud y bienestar.
Cuando tengas claras tus prioridades te será más fácil saber en qué enfocarte en función de tus necesidades e intereses.
La pregunta del millón:
¿Cómo elijo mis prioridades y cómo acto cuando las tenga si mi vida es un sinvivir?
Empieza visualizando tu futuro tal y como quieres que sea. ¿Cómo te ves en diez/quince/veinte años?
¿Lo tienes?
Ahora visualiza tu última semana: ¿todo lo que has hecho te acerca a es futuro en el que te quieres ver?
Ejemplo clásico: si te quieres ver musculosa y sin michelines pero has comido postres cinco días de siete y has faltado al gimnasio toda la semana, me temo que no tienes claras tus prioridades. Tus acciones no te llevan a tu meta soñada.
Para seguir con el ejercicio, toma papel y boli:
- Haz una lista con las tareas que sueles hacer regularmente.
- Haz una lista con las cosas que te gustaría hacer si tuvieras tiempo.
- Agrupa por categorías las acciones de ambas listas y ponles una etiqueta. Por ejemplo, todas las que tengas que ver con hijos, pareja, etc.: familia; si has escrito que vas (o quieres ir) a correr, que meditas, que quieres comer más sano…: bienestar y salud. Y así con todas.
- De todos los grupos que has hecho, quédate con tres. Contesta a la pregunta: si solo me enfocara en mejorar tres áreas de mi vida, ¿cuáles elegiría?
- Escribe las tres elegidas porque van a ser tus prioridades para los próximos tres meses. Ya sabes que un hábito se construye a base de repetirlo. Empieza ahora.
- Para facilitarte pasar a la acción, escribe qué tareas concretas vas a realizar. Cada día, antes de tomar una decisión, pregúntate si te acerca a tu meta, es decir, si lo que vas a hacer entra dentro de tus prioridades. Es buena idea ponerte en un ligar visible la lista de prioridades para recordarlas. Funcionan muy bien los postres con imágenes que te recuerden cómo quieres verte en un futuro.
¿Te cuesta establecer y mantener tus prioridades?
Para ayudarte nace el programa EnfocArte del que pronto te daré noticias concretas. Mientras, puedes seguir entrenando tu atención con el libro
«Entrena tu atención para lograr tus metas»

(La foto de cabecera es mi Moodboard, mis prioridades de aquí a diez años, que realicé en el marco del Programa del Escritor Profesional impartido por Ana González Duque)