Mi profesor del curso Educación y Mindfulness nos propuso el otro día el ejercicio de decirle a nuestro hijo, el que lo tenga, una cualidad que no le digamos habitualmente, y observar su reacción. No decirlo una vez, si no cada día. No generalizar con rasgos como qué obediente eres, o qué bueno. Cosas concretas.
Me puse manos a la obra y además impliqué a mi marido y a su profe. Resulta que mi hijo es tan hiperactivo, tan movido, tan “molestón”, que me di cuenta de que pasamos más tiempo diciéndole frases negativas, lo que NO debe hacer, que positivas. Es importante, cuando les queremos corregir, utilizar frases que hablen de lo que ha hecho, no de lo que ES. Nunca decir lo malo que es, lo tonto, lo que se equivoca.
A mi hijo le decimos desde hace tiempo que es muy inteligente. Y ya está. Todo lo demás no me suena muy positivo:
– deja de molestar
– no hagas “eso” que molestas a los vecinos
– no incordies a tu hermano
– deja de hacer ruído
– deja de protestar
– etc.
Esta semana le he dicho cómo me gusta su alegría, su entusiasmo (ese entusiasmo que le lleva a ser escandaloso, pero sin decir esto último). Al principio me replicaba que él no es así. Luego se le dibujaba una semisonrisa y se dejaba acariciar (cosa ya de por si rara porque no se deja nunca), y al final le brillaban los ojos.
Y como arte de magia, su comportamiento está mejorando mucho. ¿No es maravilloso?
Y lo único que hay que hacer es recordarles los rasgos buenos que tienen. Así, reforzarán esos rasgos, e irán dejando que los “malos” empequeñezcan.
Está demostrado que hasta los seis años los niños forjan una imagen de sí mismos según lo que escuchan y perciben de los adultos que les rodean, especialmente padres y educadores. No te asustes si tu hijo tiene más de seis años. Se puede ir modificando. Para ello es muy recomendable utilizar la técnica de Meditación Fluir de Clemente Franco así como técnicas de Mindfulness para niños. Y hablarles siempre siempre en positivo.
Aquí el enlace al trabajo de Clemente Franco:
Meditación fluir para serenar el cuerpo y la mente (el coste va destinado a una ONG)
Un día que no le digas a tu hijo lo que le quieres y las cosas maravillosas que es, es un día perdido.