Si estás leyendo este artículo para encontrar una definición de mindfulness, ya puedes darle a la X y seguir con lo que estuvieras haciendo, porque no te la voy a dar. Hoy no toca teorizar ni definir. Hoy hablamos de experiencia y sensaciones.
Porque todo lo que has leído ya sobre mindfulness, sea más o menos acertado, contiene una verdad básica que te ayudará a comprender el concepto. Y si aún no sabes de qué va, pregúntame y te doy una lista de bibliografía básica.
Hoy te voy a contar que hace unos días me sentí muy mal.
Todos, tanto tú como yo, vivimos a veces situaciones y experiencias que nos dejan “tocados”, ¿verdad? Yo siento como si una herida se abriera en el corazón. A veces me afecta al estómago y siento como un nudo, otra veces se me encoge el pecho y tengo que dar grandes suspiros para abrirlo de nuevo y respirar.
Como te digo, hace unos días pasó algo que me hizo sentir así. Y, como me ha ocurrido otras veces, hay alguien alrededor que te dice más o menos esto: “tanto mindfulness y mira cómo estás. ¿Seguro que “eso” sirve?”.
Bien, pues lo aclaro: mindfulness no hace que desaparezcan los problemas o sufrimientos. Voy a utilizar el símil de la herida. Mindfulness no hace que la herida desaparezca como por arte de magia.
Entonces, ¿para qué sirve si voy a sufrir?
Quizá ya hayas leído alguna vez esta frase: el dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional. Bueno, todo esto es cuestión de actitud: actitud ante la vida, actitud ante el dolor, actitud ante lo que nos hace sufrir y actitud ante lo que nos da alegría y felicidad.
Actitud ante cualquier circunstancia en la vida, en nuestro día a día, en cada momento.
Si por cualquier circunstancia te haces una herida, ¿cuál es tu reacción?: Puedes echarle sal, puedes llorar y no hacer nada, puedes dejarla sucia arriesgándote a que se infecte y lamentarte, o puedes limpiar y curar.
Esta última opción es mindfulness: limpiar y curar la herida de tu corazón. Es aplicar el bálsamo que sana, aunque escueza como el agua oxigenada. Aunque quede una cicatriz de por vida.
Quizá la herida sane y desaparezca. Quizá quede esa cicatriz que te recuerda lo que la provocó. En este caso también puedes elegir tu actitud: centrar tu vida en esa cicatriz y dedicarte sólo a ella descuidando el resto de tu cuerpo, esconderla, o aceptarla como parte de ti y aplicarle crema hidratante cuidándola junto al resto de tu piel.
En esta higiene y limpieza de nuestras heridas, de nuestro cuerpo y mente, podemos escoger los medios que mejor se adecúan a cada momento. Como si en el momento de la ducha un día eliges un gel y otro día pruebas otro distinto; un día usas hidratante bajo la ducha y otro día aceite corporal; un día eliges acondicionador para el pelo y otro día mascarilla para las puntas resecas; un día con desodorante basta y otro día añades gotas de perfume… Así puedes hacer con la higiene-mindfulness: un día haces yoga, otro día necesitas una meditación Metta, otro día sólo sentarte en silencio y respirar, otro día una caminata consciente, otro una meditación de escaneo corporal…
Cada momento, como cada herida, tiene su tratamiento. Para mí mindfulness es ese bálsamo corporal e higiene mental que hace que mi vida merezca la pena.
Hoy te he contado qué es mindfulness como limpieza, higiene y curación. Otro día te contaré qué es mindfulness como una manera de mirar.
¿Me cuentas qué es para ti? Esta es mi experiencia, ¿cuál es la tuya?
Photos by Daria Nepriakhina and Olenka Kotyk on Unsplash
25 marzo, 2018
Hola Pilar,
Es cierto que cuando una se dedica a los temas de desarrollo personal parece que “perdemos el derecho” a tener días de bajón, a estar cabreadas o a ser simplemente humanas.
Tener más herramientas solo significa eso, tener más herramientas. Los procesos dolorosos de la vida son para todos, y las emociones es sano aceptarlas y vivirlas cuando vienen.
Me quedo con la frase “el dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”, se la dije el otro día a una amiga, además.
Un saludo!
26 marzo, 2018
Hola!! Gracias por tu comentario. Es un trabajo importante hacer entender esto. A veces se busca una perfección, un estado de “felicidad” y bienestar perenne, que no existe. Y curiosamente, en cuanto lo aceptas y entiendes, eres más feliz. Que tengas un buen día 🙂
20 julio, 2018
Hola Pilar,
Desde hace cosa de un año vi unas charlas de Ted en las que hablaban de la meditación (concretamente la primera que vi fue la de Andy Puddicombe), y a partir de ahí me he aficionado a meditar.
Creo que sería muy interesante si alguna vez incluyes una bibliografía de libros o recursos que recomiendes para aprender más sobre mindfulness. 😀
¡Un saludo!
20 julio, 2018
Hola! Fíjate que libros he recomendado en varias ocasiones pero, a pesar de tener un montón de videos (como charlas TED) que veo siempre que puedo, nunca se me ocurrió recomendarlos en una entrada. En redes sí que he compartido muchas veces. Acepto y agradezco tu idea. La verdad es que la mayoría de las charlas TED son para no perdérselas. Y algunas más en otros foros de las que se aprende mucho sin salir de casa. Te recomiendo, si no la has visto, la de S. Sapiro https://www.youtube.com/watch?v=IeblJdB2-Vo&t=0s&index=14&list=PLba2xQbObIDNSsRk7TZF98vZ8aEPmmN1Q (como curiosidad: la radiografía de mi espalda es exacta a la de ella; debemos tener la misma intervención).
Muchas gracias.
Un saludo