¡Al rincón de pensar!
Seguro que más de una vez has oído que cuando un niño se porta mal o tiene una rabieta debes mandarlo al “rincón de pensar”, sólo, hasta que se le pase o recapacite. El tiempo de estancia irá en función de su edad. Esta técnica se puso muy de moda con un programa de TV de una superniñera que nos enseñaba métodos para educar a nuestros hijos. Si bien muchos de los casos que se presentaban eran realmente para «tirarse de los pelos», y entiendo la desesperación de los padres, las soluciones que nos ofrecía no siempre eran, en mi opinión, educativas. En ocasiones, más que educar, me daba la sensación de que nos proponía domesticar a nuestros hijos. Como un famoso libro de un doctor que nos dice cómo enseñar a dormir a los niños que proponía, en lugar de acompañarles y apoyarles para ir limando sus miedos, dejarles solos bajo la premisa de que los niños son malos y nos quieren tomar el pelo (brrrr, me dan escalofríos de pensarlo).
Recuerdo cuando se puso de moda el programa que a mi hermano, profesor de filosofía, casi le sale un sarpullido al enterarse de que se mandaba a los niños al rincón de pensar cuando hacían algo «malo». ¿Cómo se puede castigar a un niño a “pensar”?. Unos padres que pretendan educar bien a sus hijos (no domesticarlos para que nos den la patita cuando se lo pidamos o se sienten cuando digamos seat down!), deberían transmitirles que pensar es bueno. Es más, es nuestra tarea de educadores enseñarles a pensar. Estos que castigan a pensar seguro que luego quieren que sus hijos sean los mejores de la clase, pero ¿cómo, si no les enseñamos a pensar?
Lo intelectual nunca debería ser un castigo.
El rincón de pensar en una casa está bien que exista, pero como algo bueno. Un lugar acogedor en el que nosotros o nuestros hijos podamos recogernos. Mejor aún, como lo utilizamos en Mindfulness, un lugar o un rincón de la calma. Por eso el famoso “rincón de pensar” yo lo sustituiría por el “rincón de la calma”.
En Mindfulness, medites o no, vemos la importancia de retirarnos aunque sea un par de minutos al día. Estar con nosotros mismos, ya sea para reflexionar o simplemente para respirar y recobrar la calma que quizá nos ha robado el quehacer de nuestro día. Un rincón para ser en el ahora.
El rincón de la calma debe ser un rincón en el que:
- no-hacer-nada, es decir, dedicarnos unos pocos minutos no quiere decir sentados a leer, relajarnos pensando en lo que voy a hacer después, darnos un masaje… Olvida el verbo hacer y sustituye por el verbo ser
- ser conscientes de nuestro ser, del momento, dejándonos en paz (es decir, dejando de lado los pensamientos de crítica hacía nosotros mismos)
- darnos cariño, cuidarnos, ser amables con nosotros mismos
- no nos juzguemos ni analicemos siquiera lo sucedido en el día
- respirar. Unas respiraciones ante una situación difícil nos devuelve la calma necesaria para responder sin reaccionar
En resumen: conectar con nosotros mismos y volver a la calma.
Cuando era niña (la tercera en una familia numerosa) recuerdo estar buscando a mi madre, habitualmente al unísono con alguno de mis hermanos, y no encontrarla. Estaba encerrada en el baño porque era el único lugar en el que podía aislarse un par de minutos, aunque no tuviera nada que hacer dentro. En cualquier otro lugar accedíamos y no la dejábamos en paz. Bueno, a veces no podemos disponer de otro lugar, más vale al cuarto de baño que nada. Aunque es preferible un rincón de la calma más acogedor, a nuestro gusto. Nuestro rincón.
Seguro que en tu casa puedes encontrar un lugar para ti, un rincón en el que volver a la calma. Un espacio acogedor en el que meditar. Tuyo, solo tuyo. En el que cuidarte. En el que regalarte unos minutos de amor a ti mismo, de ocuparte de tu higiene mental, tan importante como la corporal.
Y si el rincón de la calma es tan bueno para los adultos, ¿por qué no ofrecerles un rincón de la calma a nuestros hijos? ¿Porqué no dedicar un espacio en el cole para que los alumnos que lo necesiten puedan recuperar la calma?
Me parece genial buscar un espacio en casa y explicarles que pueden acudir a ese lugar cada vez que estén enfadados, nerviosos, tristes, preocupados… o nada. Simplemente para darse amor. Deberemos explicarles bien la función de este rincón para que comprendan que no es un castigo, que son libres de utilizarlo o no, y que su uso no implica aislarse ni desvincularse de los padres. Pues saber estar solo con uno mismo es un aprendizaje muy valioso que los niños deben aprender. De hecho, no veo mal que, si lo necesitan y lo piden, los padres puedan acompañarles en esos minutos mientras aprender cómo volver a la calma.
Enseñarles, guiarles en su respiración, en ser amables con ellos mismos, en no juzgarse y quereres tal cual son.
Y cuando suceda algo en casa que les lleve a perder el control, que les haga reaccionar de manera negativa, que les haga enfadar, les provoque frustración o decepción, etc., sepan que pueden acudir a ese rincón de la calma sin ser juzgados. Su rincón para respirar y dejar la mente en calma, sin sentirse juzgado por nadie, ni siquiera por sí mismos.
Después ya podremos abordar lo sucedido y explicar, poner límites, analizar las consecuencias del suceso.… Me parece que enseñar a los niños a encontrarse a si mismos, a prestarse atención, a conectar con su Ser interior, con su calma, a no juzgarse y a tratarse con amabilidad, es un gran regalo para ellos, un regalo para toda la vida.
Educar enseñando a pensar
Educar enseñando a sentir
Educar desde la calma
Educar en el presente, en la atención a uno mismo
Ahora
En este momento
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21 diciembre, 2015
[…] veces hacemos a nuestros hijos o niños de nuestro entorno, es CALMA. Ya hablé en un post del Rincón de la calma, un espacio muy importante tanto para nosotros como para los niños. Si ya tienes ese rincón, ya […]
29 diciembre, 2015
Me ha encantado este post. Lo pondré en práctica. Muchas gracias
7 enero, 2016
Gracias Juan!. Perdona que no te haya contestado antes. Por el motivo que sea, wordpress no me lo envió a mi mail. A mí me funciona!! sobre todo con los niños es genial!. Un saludo
27 octubre, 2016
[…] saborear vuestra fruta favorita en silencio con la atención puesta en cada bocado; cread el rincón de la calma en un lugar acogedor de la casa donde los pequeños puedan recuperar la tranquilidad cuando se […]
27 octubre, 2016
Gracias por la mención