Objetivo: bienestar
Vuelvo a hablar de bienestar y de estar bien. Si leíste el artículo sobre feelgood, felicidad y bien sentir quizá ahora te preguntes, y ¿por dónde empiezo?, ¿qué hago para traer el bienestar a mi vida?
Voy a darte once ideas (basadas en un artículo de Scott Young pero de contenido propio) que, aún siendo obvias, olvidamos con frecuencia. Date cuenta que para estar bien no hay que hacer grandes cosas ni apuntarse a cursos complicados ni ir a ningún sitio especial. Todo es mucho más sencillo y no necesita más que tu intención y tu constancia.
Si te comprometes seriamente con cada uno de los hábitos que quieres integrar para tener más bienestar, si eres constante y mantienes una actitud positiva, en una año o menos puede cambiar tu vida. A mejor 🙂
Recomendaciones para construir una buena vida llena de bienestar:
1. Establece un sistema de productividad válido
En el programa EnfocArte explico que hacer más cosas no es ser más productivo. Se trata de trabajar mejor, no más. Para ello, tienes que tener claros tus objetivos y prioridades, tus hábitos diarios para reconocer los que te acercan y los que te alejan de dichos objetivos, la manera de hacer las cosas, como te organizas, etc.
Hay muchos sistemas de productividad en el mercado. ¿Sabes cuál es el que mejor funciona?: el tuyo propio. Te recomiendo que pruebes con distintos métodos ya contrastados y vayas configurando tu sistema. El que mejor se ajuste a tu modo de vida, a tus valores, a tu biología, etc., será el mejor para ti.
2. Haz ejercicio
No es la primera vez que lo comento en estas páginas. Está más que estudiado que el ejercicio regular no solo tiene beneficios directos en la salud si no que mejora tu estado de ánimo, mantiene la mente en forma, te aporta energía y serenidad, entre otras alegrías.
Se suele recomendar la primera hora de la mañana. Es mi hora preferida para el ejercicio y… ¡para todo! Soy madrugadora y me levanto con mucha energía. Quizá tú seas búho y necesites otro horario. Busca tu momento y esfuérzate hasta convertirlo en hábito.
3. Lee todos los días
Cuando iba a trabajar en autobús leía mucho. Me obligué a no mirar el móvil para leer. Ahora que trabajo desde casa me cuesta más. Aún así, para mí es fácil porque forma parte de mi trabajo.
Los expertos recomiendan leer al menos 30 minutos al día. Para algunas puede ser demasiado, lo sé. Peor lee. No solo ficción; también puedes leer sobre temas relacionados con tu trabajo para hacerlo mejor. Y lee con atención, concentrado en el acto de leer.
Si te comprometes y lo conviertes en hábito, tu vida va a mejorar. Esa es mi opinión. Leer es una buena gimnasia mental además de que es una fuente maravillosa de aprendizaje.
4. Escribe un diario
Tienes en el blog varios artículos sobre los beneficios de escribir. La escritura ayuda a tantas cosas que yo no sé si podría vivir sin ella.
Mediante la escritura reflexionamos, con ella vaciamos espacio en la mente, nos mantiene activos, es un ejercicio meditativo de atención sencillo y potente, nos conecta y nos desconecta, aporta claridad… ¿sigo?
Y solo necesitas un cuaderno y un boli. Bueno, y perseverancia. Busca tu momento ideal y ponte ya. Para adquirir el hábito puedes apuntarte a uno de los talleres que imparto.
5. Conversa
Una buena conversación es liberadora, sobre todo si hablas con alguien más inteligente que tú. En mi entorno profesional suelo conversar casi cada día con compañeras y con mis mentoras. Además, todas las semanas procuro tener una conversión al menos con personas de otros ámbitos de quienes pueda aprender y a quienes pueda aportar. No te estanques en un circulo fijo y busca siempre una buena conversación.
Si te quedas en tu circulo y solo mantienes conversaciones casuales tu conocimiento quedará más limitado y a merced de las noticias que te quieran dar los medios. Acercarte a la gente y tratar de mantener conversaciones con las personas que respetas es una práctica esencial que te recomiendo para aumentar tu bienestar y satisfacción.

6. Controla tus gastos
Parece lógico y por eso lo traigo aquí. Si no quieres vivir en la intranquilidad y en la ansiedad, necesitas aprender a controlar tus gatos y a llevar una vida financieramente saludable.
Si es un tema que no controlas, te recomiendo que hagas alguna formación que te enseñe a gestionar tus cuentas. Es fundamental.
7. No des carta blanca a tus vicios
Que no soy yo quien para meterme en tu vida. No me tomes a mal esta sugerencia. Quizá debería haberla titulado: no cedas a las tentaciones. Y es que, como ya sabes, vivimos en una sociedad en la que sobran los estímulos, esos que nos distraen de nuestras tareas y objetivos: la televisión, los videojuegos, las tabletas con cientos de aplicaciones, las redes sociales,… ¿Creías que te iba a hablar de fumar? Actualmente hay muchas tentaciones que se pueden convertir en vicios o malos hábitos.
Mantenlos a raya. Úsalos para tus momentos de distracción o si los necesitas en tu trabajo, con límite de tiempo, eliminando notificaciones y borrando lo que no necesitas.
Este tema es uno de los que tratamos en el programa EnfocArte. La distracción externa es más fácil de gestionar que la interna. Y, de nuevo, es una cuestión de hábitos que puedes integrar en tu vida. Créeme, te sentirás bien.
8. Madruga
Nooo. Sé que hay gurús pro-madrugar. Que se han propuesto retos en redes, hasta hay un club de las 5 de la mañana. A mí me encanta madrugar. Me uní a un reto solo por ver qué se proponía y aprender de los demás. Los compañeros decía todo lo maravilloso que descubrían. Bueno, a los que le fue bien, (¡enhorabuena!). Pero te digo que muchos no aguantaron. Porque no todos tenemos los mismos biorritmos.
Yo por la noche no puedo ni con el peso de las pestañas; por favor, no me pidas nada a partir de cierta hora. Si tengo que hacer algo de trabajo, voy muy lenta. En cambio, tengo compañeras que les ocurre lo contrario. Madrugar es un suplicio, no dan pie con bola y en cambio por la noche son motorcitos que pueden con todo.
Entonces ¿qué?
La recomendación es que procures levantarte y acostarte siempre a la misma hora. Fija una hora límite para ambas y organízate en función de ese horario.
Seguro que no se te escapa que serás más productiva trabajando en la hora en la que tu cuerpo y tu mente estén mejor para ello. ¿Por qué forzarnos a otra cosa? Asigna tu mejor momento el día para las tareas más difíciles o importantes y reparte lo demás en otro horario.
Sobre todo, duerme más de seis horas y nueve como máximo entre semana para estar fresco y con la mente a punto.
9. Ten siempre un proyecto importante en marcha
Con esto quiero decir que no solo tengas sueños. Haz planes para conseguir esas metas y actúa.
En el programa EnfocArte tratamos la semana ideal. Es una organización semanal tipo que ayuda a tener claras tus tareas vitales y tus proyectos. Para hacerla te propongo que elijas tus tres proyectos roca o más importantes. Esos que te mueven a avanzar y a seguir trabajando. Proyectos que dividirás en metas menores alcanzables. No hay nada que de más satisfacción que el trabajo realizado. Y más si es el que nos acerca a los sueños.
Y cuando logras una meta, te propones un nuevo reto. La adrenalina vuelve a tus venas. La ilusión y la satisfacción de ver cómo creces y avanzas cada día. Este sí que es un buen vicio.
10. Una nueva experiencia cada semana
Hacer algo nuevo cada semana activa la ilusión y el bienestar. No hacen falta grandes gestas. Cambiar de calle de camino a casa, entrar en una tienda diferente, leer un libro de un género que has etiquetado como que no te gusta, probar un alimento nuevo, cambiar la hora de hacer ejercicio, etc.
Hay una tendencia a acomodarnos a lo conocido y evitar probar cosas nuevas por considerarlo una pérdida de tiempo o por simple pereza.
En ocasiones basta con mirar lo mismo con ojos nuevos. Los que en mindfulness llamamos mente de principiante. Dejar que la curiosidad innata nos enseñe a descubrir. A veces serán nimiedades, otras pueden cambiarte la vida y te des cuenta del bienestar que crece en ti.
11. Sé amable y sonríe
Amable contigo y con los demás. El trato y la palabra amable hacen crecer a la persona que lo es y a la que lo recibe. Dicen los expertos que sonreir, aunque a veces sientas que es forzado, le da un mensaje al cuerpo de positividad que ayuda a encontrar el camino hasta en las situaciones peores. Y tiene un efecto colateral maravilloso: alegra el día al que recibe tu sonrisa.

Piensa en momentos tan cotidianos como subir al autobús. ¿Qué cuesta saludar al conductor con una sonrisa? Nada. O recibir a quien entre en tu despacho con amabilidad y sonriendo. Cuesta poco y da mucho. Tu mente va atesorando esos momentos como instantes de bienestar que se van haciendo mayores dentro de ti.
Practicar la buena vida
El coach Scott Young Propone un plan de seis meses para ir integrando estas recomendaciones. Opina que todo de una vez es costoso, especialmente para las personas que desean cambiar muchos hábitos. Es preferible ir paso a paso.
Él propone esta secuencia:
- Primer mes de un sistema de productividad.
- Segundo mes para hacer ejercicio y establecer una rutina de despertar/acostarte. .
- Tercer mes para leer y llevar un diario. Treinta minutos al día en el primero, al menos treinta minutos a la semana en el segundo.
- Cuarto mes para realizar un seguimiento de los gastos y control financiero.
- Quinto mes de purga de los malos hábitos.
- Sexto mes para programar conversaciones y hacer cosas nuevas.
La amabilidad y la sonrisa (que no está en el plan de Scott Young) siempre, desde ya.
En EnfocArte empezamos con los hábitos. Es el primero módulo. Mi propuesta es empezar revisando qué nos acerca y qué nos aleja de nuestra meta. Y a partir de ahí construimos todo lo demás.
Los hábitos conforman la base a partir de la cual puedes desarrollar cualquier proyecto, de vida o profesional, que desees.
¿Crees que con estas once recomendaciones pueden sentirte bien y aumentar tu satisfacción vital? ¿Añadirías alguno más?

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9 noviembre, 2020
Precioso artículo Pilar. Estoy muy de acuerdo con todo lo que dices. La amabilidad y la sonrisa, siempre. El resto son cosas a ir puliendo y añadiendo a la rutina. 💙
Te mando un abrazo,
Bea
12 noviembre, 2020
Muchas gracias, Bea. Y mira que sonreir cuesta poco, ¿verdad? Un abrazo y gracias por tu visita. Pilar